Capítulo 19: Los ojos

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No parece que Petyr vaya a darse por vencido. De hecho, vuelve a su propio piso, donde Luka sigue llorando, y abre un cajón del mueble de la mesa del que saca una llave de repuesto que Dante le dio en su momento. Vuelve a salir y Alessia le sigue con la mirada.

—Eso no es legal.

—Lo que ha hecho ella sí que no es legal —murmura. Abre la puerta y entra. La peliazul cierra los ojos y ve salir a Luka muy despacito. Camina hacia ella con dos dedos en la boca y la expresión preocupada. Al estar frente a Alessia, estira los brazos para que lo coja. Ella lo toma y lo abraza con dulzura.

—Tengo miedo.

—Está todo bien, Luka, no te preocupes.

—¿Qué le pasa al tito?

—A veces la gente se enfada. Cielo, necesito que me digas una cosa. ¿Quién te trajo hasta aquí?

—Papi —. Aquella respuesta manda un escalofrío directamente al cuerpo de Alessia. Tiene que hacer un esfuerzo por no soltar a Luka tras escuchar aquello.

—... Luka, no pudo ser papi quien te trajo, cariño.

—Pero fue papi quien me puso la cuerda, te lo prometo.

—Luka... Me estás asustando.

—¿Por qué?

—Por nada. Vuelve dentro un momento, ¿vale? Sigue viendo la patrulla canina y ahora me cuentas lo que hacen Chase y sus amigos.

—¿Y el tito?

—Voy a hablar con él ahora. Hazme caso, por favor.

Los pies del rubito tocan el suelo y obedientemente vuelve a adentrarse en la casa de Petyr. 


La peliazul aprovecha para buscar al hombre, aunque no tardará en escuchar su nombre en la voz del otro pidiéndole que venga. Alessia abre los ojos como platos al contemplar el cadáver de Valen. Está tirada en el sofá, como si durmiera, con la excepción de que tiene las cuencas de los ojos vacías. Ni un solo rastro de agresión o forcejeo.

—¿Pero qué...? —. Casi no puede hablar. Petyr mira a Alessia, impasible. Se limita a coger la muñeca de Valen y darle la vuelta. Un número cuatro está marcado en rojo en su muñeca.

—Envidia. Danilo siempre pensó que el "ojos que no ven, corazón que no siente" era el mejor eslogan para este pecado. Él era el encargado de asignar los castigos a cada número.

—¿Pero eso significa que el código está en funcionamiento de nuevo? —. A la chica no le gusta ser tan insensible, sobre todo teniendo en cuenta que tiene un cadáver delante, pero no puede evitar formular aquella pregunta. Además, parece que se ha acostumbrado tanto a la muerte de personas cercanas de una manera atroz que esta última no le afecta demasiado.

—No puede ser. Nadie sabe arreglar el código... O eso creo. Por otro lado, alguien tuvo que hacerle eso a Luka. No pudo haber sido ella porque el código se actualiza a medianoche. Eso significa que volvieron antes del hospital, pero ningún médico lo notificó. O sí. No lo sé, todo esto es demasiado raro.

—¿Estás bien? —. Alessia le mira.

—La odiaba. No puedo decir que me alegre, pero no lloraré por ella. Bastante tengo con lo de mi hermano. Esta situación va a acabar conmigo, no entiendo nada de lo que está pasando. Tengo que confirmar si a alguien más le afectó el código esta madrugada. Si es así, entonces existe al menos una persona capaz de arreglar el código dentro de la CT y Valen hizo algo ayer que le mereciese el número.

—Creo que la situación es más complicada.

—¿A qué te refieres?

—Es como si esto estuviese premeditado: la muerte de Valen y que el niño aparezca justo después en tu puerta, a propósito para que descubras su cuerpo. Y la nota...

—Podría ser que... —duda unos segundos— alguien hubiese forzado una muerte.

—¿Cómo?

—Piénsalo: si son capaces de modificar el contenido de una pastilla para que olvide a mi hermano, ¿qué les impediría entrar en el sistema y forzar la muerte de Valen?

Alessia mira a Petyr, después al cadáver sin ojos de la mujer.

—Igual no deberíamos estar hablando de esto aquí, por respeto a los muertos —murmura por lo bajo. El rubio asiente.

Salen del piso cerrando la puerta tras ellos. Petyr apoya la espalda contra la pared y se cruza de brazos. Alessia baja la mirada y los cordones de las zapatillas del hombre se vuelven lo más interesante del mundo en esos momentos y la mejor excusa para abandonar la situación medio segundo.

—No sé qué le voy a decir a Luka.

Alessia permanece callada. No va a decirle que el niño le había asegurado que quien lo trajo fue su padre. No es el momento. Nunca lo será.

—Cada vez estoy más seguro de que alguien en la CT está toqueteando el programa. Está destrozándolo todo. Por eso el código se ha roto, por eso gente buena hace cosas impensables... No hay otra explicación.

—¿Y qué vamos a hacer?

—¿Cómo que "vamos"? Tú no tienes que hacer nada. En bastantes problemas estás ya.

—No te voy a dejar solo en esto.

—Eres una cabezona —murmura mirándola a los ojos. Despega la espalda de la pared y da unos pasos hasta quedar a unos centímetros de ella. —No va a servir que pelee contigo, ¿verdad? Ya me lo has demostrado otras veces.

—Tampoco estás en condiciones de afrontar esto solo. Hasta ahora me has ayudado en todo lo que has podido, y ya es hora de que te lo devuelva. Nadie mejor que yo puede entenderte en estos momentos. Además, están tratando de derrumbarte. ¿Sabes? No vamos a dejar que eso ocurra. Llegaremos al fondo de esto y todo estará bien.

Petyr no deja que diga nada más. Tira de su mano con suavidad y la atrae hacia él para abrazarla con fuerza. Alessia cruza los brazos alrededor de su cintura y deja la cara contra su pecho. Se quedan así unos segundos hasta que una voz los interrumpe.

—Tito, ¿qué hacéis? —Luka vuelve a asomarse.

Alessia se sonroja violentamente al escuchar la voz del rubito y se separa del hombre.

—¿Quieres tú también un abrazo?

—No. ¿Dónde están papi y mami? —pregunta, sacando a Alessia y Petyr del momento que estaban compartiendo como si les acabasen de tirar un jarro de agua fría. Los dos se sienten culpables, en especial el hombre. Su hermano ha muerto hace dos semanas y ha encontrado en el mismo estado a la madre de su hijo hace escasos minutos. Lo último en lo que debería estar pensando es en lo que estaba pensando hace medio segundo. Y luego está Luka: su hijo acaba de perder a sus "padres". En ese momento le aterra pensar que a partir de ahora va a cuidar tan mal de su hijo como Valen. El miedo y la realidad le invaden: él nunca ha cuidado de un niño. A Luka lo veía de vez en cuando, le daba dinero a su madre y listo. De los hermanos, el que estaba preparado para ser padre era Dante, no él. ¿Y si no lo hace bien? Y las dudas crecen y crecen en su cabeza.

De repente, Luka se queda callado y su mirada se oscurece por momentos. Su iris verde parece haberse apagado. Solo dura así cinco segundos. Al transcurrir ese tiempo, levanta la vista.

—Mami, papi, ¿vamos a jugar? —pregunta sonriente. Y en ese momento a Petyr se le cae el alma a los pies al percatarse de que le han dado algo a su hijo, posiblemente una pastilla similar a la que él ha vomitado hace un rato. Es la última prueba que le faltaba para confirmar que alguien quiere hacerle saber que no tienen escapatoria: ni él, ni sus seres queridos. 

El Código [Watty Awards 2019]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora