09. TARDE DESASTROSA

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— ¡Juleka! ¡Rosita ya está aquí! —Llamó el bohemio, al recibir a la rubia ojizarca en el muelle del barco.

— ¡Ya subo! —Habló desde su camarote a viva voz—. ¡No tardo!

—No te preocupes, Luka, ya la oí...

—Bien —Dándose una ligera cepillada a su cabello—, tengo que ir salir al Louvre con Marinette... Por favor...—Señalándola con un toque de seriedad—. no hagan travesuras... Ya sé cómo son ustedes dos cuando se juntan...

—No te preocupes, seremos dos angelitos. —Sonriéndole con una expresión inocente, mientras el ojizarco la miraba, no muy convencido—. Más bien, concéntrate en tu cita... Ve, diviértete con Mari...

—Desde luego... —Sonrió anhelante y enamoradizo, para luego despedirse—. Adiós, Rosita...

— ¡Bye, Luka! —Agitando con entusiasmo su mano, despidiéndose.

La fémina siguió con la mirada al bohemio hasta que lo perdió de vista. Subió a la embarcación, dando canturreando con alegría, y fisgoneando todo el entorno. Se paseó por la cubierta, montándose en el barandal y observando el agua cristalina bajo el navío.

Terminó adentrándose en la zona del timón, emocionándose al verlo. Tomó el mando, imitando ser la capitana.

— ¡Ar! —Gruñó, cerrando un ojo, personificando a un pirata—. ¡Izad la bandera, mis marineros! ¡Hoy zarparemos a tierras lejanas, en busca de un tesoro oculto!

—Sí, mi capitana...

La rubia se sobresaltó de inmediato al escuchar esa suave y tenue voz, encontrándose con la mirada curiosa de la joven de melena oscura y mechones violetas, recostada en el marco de la puerta de la zona timonera, con su mano firme en su frente.

Rosita cambió su expresión de sorpresa a una de alegría, lanzándose a los brazos de la de gemas cobrizas, depositado un cariñoso beso en su mejilla.

—Yo también me alegro de verte, Rosita... —Dando caricias a su cabello, mientras ella refregaba su mejilla en su pecho, mimosa—. Y bien... ¿Qué tienes en mente?

—Pues... Un montón de ideas para divertirnos... —Enunció ilusionada, recordando luego las palabras del bohemio—. Pero... Luka me dijo que no hiciéramos travesuras...

La de mechones morados miró a ambos lados, asegurándose de que no hubiera nadie, y con una expresión divertida, le guiñó el ojo a su mejor amiga.

—Luka no tiene por qué enterarse... —Susurrando al oído de su compañera—. Como está con Marinette, volverá tarde, así que... —Levantó su mano, como si sostuviera una espada imaginaria—. ¡El barco es nuestro!

— ¡Wuju! —Celebró cantarina la de cabello corto—. ¡Tarde de amigas!

Y es que sí, a Juleka y a Rosita les encantaba pasar tiempo juntas. Ya fuera en casa, en la escuela, en el parque... Cualquier lugar era bueno para pasar el rato si se trataba de ellas dos.

Cada una tenía su propia personalidad. Rosita, tan jovial, entusiasta y divertida, anteponía los intereses y gustos de los demás a los suyos. Decir sí a todo; ese era su lema. Coqueta y femenina, intentado verse siempre linda para cualquier ocasión. Aficionada al romance, los gatitos y unicornios, Rosita es la descripción perfecta de una chica tierna y adorable.

Juleka, en cambio, es todo contrario. Callada, sensible y un tanto incierta, era como solía mostrarse al mundo. Teniendo sólo completa confianza con su familia y amigos más cercanos. Apasionada a los libros y películas sobre vampiros, hombres lobo, fantasmas y todo lo paranormal, Juleka era una joven que no se asustaba con facilidad. Además de compartir un gusto singular por la música, al igual que su hermano mayor.

JULIO MULTISHIPP [Drabbles y oneshots]Where stories live. Discover now