26. SECUESTRO

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Ambas chicas eran llevadas maniatadas y vendadas a un lugar desconocido. No sabían a donde iban, ni quien las llevaba. Sólo querían una cosa.

Escapar.

— ¡Suéltame, quien quiera que seas! —Vociferó la castaña, intentando zafarse, pero algo similar a un hilo muy fuerte impedía que escapara—. ¡Maldita sea!

No escuchó respuesta, airando más a la italiana.

— ¡¿Acaso no hablas?! ¡¿Eres mudo o qué?! —Un resoplo fue lo único que se oyó, exasperándola aún más—. ¡Arg!

Al mismo tiempo, la azabache se encontraba en una situación parecida. Al principio, fue difícil, Kagami es muy ágil, se movía de un lado a otro para no ser atrapada. Pero después de ágiles maniobras, lograron atarla.

— ¿Qué sucede? —Hablando temblorosamente—. ¿Quién eres y a donde me llevan? —Con algo parecido a una correa envolviéndola.

Caminaban a regañadientes, con los nervios y el miedo carcomiéndolas por dentro. Finalmente, ambas sintieron que su "escolta" las sujetó ligeramente, indicándoles que debían detenerse. Nuevamente, las quejas y gritos se oyeron, exigiendo la razón de su parada. Reclamos que no fueron respondidos más que con un leve empujón, sintiendo que eran introducidas en una habitación. Desatadas y desvendadas con una rapidez increíble, al punto de no ver quiénes eran sus secuestradores.

Patidifusas al observar la joven que tenían enfrente. Y en un segundo, sus facciones se tornaron en unas de enemistad y desprecio.

—Te odio... —Gruñó la de orbes marrones, arrugando el entrecejo con antipatía.

— ¡Que coincidencia! —Sonriéndole falsamente, para luego revolar los ojos—. Yo igual...

Se cruzaron de brazos, dándose la espalda. Ojeando de arriba a abajo aquella nefasta habitación, intentando hallar una forma de escapar. Pero no había ventanas, ni conductos de ventilación... Nada. Sólo la puerta por donde entraron, cerrada bajo candado.

—No hay salida... —Rezongaron al mismo tiempo.

Extrañándose un poco al coincidir en lo dicho.

— ¿Crees que funcione, mi Lady? —Inquirió el héroe, observando con detenimiento a las féminas a través de la pantalla.

—Debe funcionar... —Añadió la moteada, tomando su mentón con ligera impaciencia—. Ellas deben ser amigas, si o si... Es la única forma de que no haya tantos akumatizados.

—Si tú lo dices... —Encogiéndose de hombros.

El tiempo estimado pasó, y las "secuestradas" fueron rescatadas de su aprisionamiento. Sin saber quién las liberaba, claro. Al sentir el aire fresco del exterior, con sus ojos desvendados, se creyeron tranquilas. Eran libres de aquella rara y ajetreada experiencia.

Se miraron nuevamente la una a la otra, arqueando una ceja, no amistadas del todo.

—Yo... —Habló la italiana, sopesando sus palabras—. Te detesto...

—Genial... —La japonesa hizo una trompita con los labios—. Yo también...

Y sin decir más, giraron sobre su propio eje, alejándose a paso brioso en direcciones opuestas. Haciendo que Ladybug y Chat Noir revolaran los ojos con tedio.

—Bien, es un mínimo avance... —Resoplando un tanto frustrado—. Pasaron de "te odio" a "te detesto" —Haciendo comillas en el aire.

— ¿Secuestro el próximo sábado?

—Hecho —Chocando puños con Ladybug.

JULIO MULTISHIPP [Drabbles y oneshots]Where stories live. Discover now