30. LÁGRIMAS

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—Nunca dudé de mi objetivo. Siempre supe lo que quise, desde que me convertí en Hawk Moth... —Tomando la mano de la mujer que yacía inconsciente frente a él—. Pero ahora...

Suspiró con pesadez, sin llegar a completar su frase.

— ¿Qué es lo detiene?

—Es que... Nunca pensé llegaría a sentir algo... Por ella... —El pequeño ser violáceo asintió lentamente—. ¿Qué debo hacer, Noroo? —Preguntó con voz quebradiza, con indecisión en su mirar.

Era la primera vez que Noroo veía titubear a su maestro. Y también era la primera vez que le pedía ayuda en alguna situación. Diariamente era ignorado por su portador, arrastrado y obligado a hacer cosas que no quería ni debía, pero que no tenía otro remedio de aceptar. Pero esta vez, la su frágil voz y su insegura mirada le transmitía una emoción completamente diferente a la que estaba acostumbrado a ver.

Eso dejaba al relieve lo atribulado que se encontraba su dueño.

—Ella siempre lo apoyado, Maestro, quiere lo mejor para usted... —Sopesando sus palabras con cuidado—. Y sé que quiere recuperar a su esposa, pero...

—Sé lo que vas a decir... —Alzando una mano, interrumpiéndolo—. Y sí, he hecho hasta lo que se creía imposible, para lograr mi objetivo. Pero no sé si ese... —Posando su mirada en su asistente—. Fue mi error...

—Usted... ¿continuará con esto?

—Amo a Emilie, Noroo, muchísimo... Y todo lo que he hecho ha sido para tenerla aquí, junto a mí, y a Adrien... —Con sus ojos vidriosos por unos instantes—. Pero he involucrado demasiado a Natalie, y he aquí las consecuencias... —Apretando firme las sábanas del lecho—. No puedo seguir poniéndola en peligro...

¿Le preocupa que a Natalie le pase algo? —Levitando frente a él, encarándolo respetuosamente.

Soltó sin una pizca de duda. Me temo que ella... Se ha convertido en algo más que mi mano derecha... —Quiso decir algo más, pero su garganta lo traicionó y no respondió.

Y es que su mente estaba hecha un caos. Su fin siempre fue derrotar a Ladybug y Chat Noir, sin importar el que ellos no tuvieran la culpa de su desgracia. Quería obtener el Miraculous de la creación y destrucción, para convertir su mayor deseo en realidad: Traer a su amada esposa de vuelta. Sin tomar en cuenta el riesgo que conllevaba implicar a personas inocentes, incluyendo a su propio hijo. Ignorando todas las veces que Noroo le advertía lo peligroso que era alterar el equilibrio del Universo.

Involucrando a Natalie en el proceso.

Confió lo suficiente en ella para contarle su oscuro secreto, también confió en ella al convertirla en una valiosa aliada a la hora de luchar, como lo era Mayura. Pero había un detalle que no podía seguir pasando por alto. El Miraculous del Pavo Real estaba roto, y usarlo asiduamente traía consigo consecuencias muy desfavorables para la salud de su portador. Y es que cualquier villano, en su afán por conseguir a toda costa lo que desea, hubiese dejado de lado completamente ese pormenor y seguir adelante. Sin ataduras ni complicaciones.

Pero Gabriel ya no podía hacer eso.

Por más que intentara convencerse de que Natalie estaría bien, en el fondo sabía perfectamente que no era así. Su salud y bienestar era algo que le interesaba profundamente, y el continuar con su objetivo sería desastroso para ella.

Y no iba a permitirlo.

Admitía que su trato con su asistente había cambiado drásticamente. Más allá de la estricta relación laboral (además de su ayuda como Mayura), su apego y afecto se volvieron más fuertes por ella.

JULIO MULTISHIPP [Drabbles y oneshots]Where stories live. Discover now