Prólogo.

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El sonido de la campana en aquella iglesia abandonada sonaba por lo que fue una vez una ciudad repleta de gente,  Caracas la capital de Venezuela se encontraba desierta salvo por las hojas secas de los árboles que barrían el asfalto

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El sonido de la campana en aquella iglesia abandonada sonaba por lo que fue una vez una ciudad repleta de gente,  Caracas la capital de Venezuela se encontraba desierta salvo por las hojas secas de los árboles que barrían el asfalto. Los autos abandonados ya deteriorados por el pasar del tiempo y algunos con los parabrisas cubiertos de sangre ya hacían como parte de aquel tétrico panorama.

La calma que se sentía en las avenidas fue interrumpida por un helicóptero volando sobre los alrededores sonaba fuertemente, un pequeño grupo de supervivientes eran trasladados al aeropuerto internacional de Maiquetía, el chico de cabello castaño y ojos de color café tenía la mano sobre la herida que tenía en su abdomen. A su lado otro chico le tomaba la mano con preocupación pues tenía miedo de perder al ser que más quería en aquel momento. Los recuerdo en el joven herido llegaban rápidamente antes de caer en la oscuridad.

El joven se encontraba inconsciente en la camilla mientras era evaluado para comprobar sus heridas, el moreno observaba a través del vidrio que los separaba de la habitación su concentración fue perdida cuando una joven de piel blanca se acercaba a su lado.

—Nunca debieron ir por nosotros, de no ser así el no estaría allí —comenta observando aún el cristal.

  — Estará bien, sabíamos los riesgo ante todo esto... Contigo todo mejorará ahora.

— ¿A qué costo? Míralo está herido de gravedad y ahora es mi culpa — repica con unas cuantas lágrimas rodando por su mejilla, la chica solo lanzó un suspiro.

— Tenemos que enfocarnos ahora en sobrevivir no sólo de los infectados, ahora eres la presa o eres el cazador, no olvides eso — dice la chica dejando parado al chico solo, apretó los puños por todas las caras conocidas que ahora no estaban con él, era hora de empezar a cambiar.

— Tenemos que enfocarnos ahora en sobrevivir no sólo de los infectados, ahora eres la presa o eres el cazador, no olvides eso — dice la chica dejando parado al chico solo, apretó los puños por todas las caras conocidas que ahora no estaban con él,...

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Crónicas Z: La InfecciónWhere stories live. Discover now