VII

341 36 9
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


El fuerte sol les pegaba en la cara haciendo que el sudor resbalarse por su frente, debían hacer un viaje aproximadamente de tres horas desde donde estaban, la brisa golpeaba los matorrales de las cañas de azúcar haciendo que estás sonarán cuando chocaban. Adelante de ellos había un carro estacionado que podrían usar como transporte, Tomas tomaba un GPS donde mostraba la ubicación del refugio, así que se acercó hasta donde estaban los chicos.

- Estamos exactamente a dos horas de la ubicación - dice sacando una botella de agua para beber un poco.

- ¿Crees que podríamos encontrar algo? - Pregunta Aarón cruzado de brazos.

- No lo sé, lo único que puedo decir que son gente altamente armadas, si no hacemos las cosas bien podríamos terminar muertos. - Responde con un tono de preocupación, los demás no dijeron nada.

- Bien, tomemos marcha ya verán que todo saldrá bien. - Dice Aarón subiendo al auto.

Una vez que llegaron a la autopista que daba lugar al refugio comenzaron a armar un plan, la única opción viable era Tomás, que gracias a estar en la armada podrían entrar al refugio y conseguir las cosas que necesitaban. A pesar de todo se sentían un poco agotados, Tomás fue bajando la velocidad al llegar al punto de entrada donde estaban unos guardias de pie, al ver el auto llegar se acercaron hasta ellos para inspeccionar que todo estuviera bien, el hombre miró dentro del auto y este los guío a la entrada. Hasta ahora todo estaba funcionando. Sin embargo uno de los guardias apuntaba en dirección a ellos.

- Tranquilo, son civiles - gritó a los lejos el hombre que se había acercado a ellos, los guardias hicieron señas para que pudieran pasar y los chicos caminaron lentamente.

- ¿De dónde vienen Sargento? - Pregunta el hombre.

- venimos de caracas - responde Tomás - el helicóptero donde veníamos cayo solo sobrevivimos nosotros - concluye calmado.

- Muy bien, deben estar cansados y hambrientos sigan adelante - Dice el hombre guiando por el amplio camino, entraron por la gran barricada construida por autos y escombros - los llevaremos primero a los laboratorios para que saquen muestras de su sangre - señaló adelante unas carpas de tela blanca construidas y en ella tenía el simbolo de la cruz roja- es por protocolo de que ninguno este infectado. - Siguieron al sujeto que abrió la cortina, donde un grupo de medicos estaban revisando varias muestras de sangre. Los chicos tomaron asiento a excepción de Tomás.

- Los veré en un rato - dice en voz baja, los demás asintieron y salió de la carpa.

Una mujer se les acercó pidiéndole los datos a cada uno de los chicos, luego los fue pasando uno a uno a un pequeño compartimiento donde extraían la muestra de sangre.

Crónicas Z: La InfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora