IX

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La tranquilidad de la autopista era interrumpida por el motor de los carros y el rugido de la moto, tenían días en pleno recorrido descansando en cada lugar seguro que podían encontrar, alejaban a los infectados lo más que podían para mantenerse a...

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La tranquilidad de la autopista era interrumpida por el motor de los carros y el rugido de la moto, tenían días en pleno recorrido descansando en cada lugar seguro que podían encontrar, alejaban a los infectados lo más que podían para mantenerse a salvo del peligro.

Aidan dormía en el asiento del copiloto, habían noches en las que ninguno podía pegar el ojo y la noche anterior había sido una de ellas, Stephanie y Elena en los últimos días se habían vuelto muy unidas, al igual que Tomás y María. Amanda se encontraba con Mathias en la moto. Ambos tomaban la ventaja de la misma para conseguir cualquier lugar donde poder descansar, el cansancio ya se hacia notar en los ojos de Aaron que para su suerte llegaban una parada cercana, tenía varios autos estacionados, pero se notaba el abandono en ellos, y uno tenía sangre en los vidrios. Estacionaron los coches y se bajaron inspeccionando de que no hubiera algún infectado rondando.

El sol pegaba fuertemente en sus caras así que entraron en aquel  restaurant abandonado. Se encontraba polvoriento y sucio las luces parpadeante indicaban que hacia ya tiempo que nadie pasaba por allí, habían rastros de sangre por el suelo qué por fortuna estaba seca, Elena se puso a revisar el interior de la cocina donde la sangre terminaba al fondo, las moscas posaban sobre un cuerpo ya en descomposición, se tapo la nariz y salió de allí mareada por el olor.

— Si no quieren vomitar será mejor que no entren allí — les advirtió caminado hasta donde Stephanie. Aarón se sentó en la barra agotado por el viaje y posó su cabeza sobre sus brazos.

— Iré a buscar donde podemos pasar la noche, este lugar podría ser un anzuelo fácil del peligro — dijo Mathias tomando sus cosas. — mientras tanto revisen que podemos llevar de comida — se coloco el bolso y se dirigió a la puerta.

— Iré contigo — dice Amanda acompañándolo a la salida,  este no se opuso y le abrió la puerta gentilmente — regresamos pronto — dice Amanda a los demas y salió más atrás de Mathias.

— Oye no quiero que te expongas al peligro estaremos solo tú y yo — Comenta el chico encendiendo la moto.

— Se lo que quieres decir, y por eso te estoy acompañando, en el poco tiempo que llevo conociéndote pude notar que eres impulsivo. — Dice la chica abrazando la cintura de Mathias, este lanzó una pequeña sonrisa y arrancó.

La brisa le pegaba en la cara a Amanda, habían dejado valencia horas atrás y se podía decir que estaban pasando por parte de san felipe. Mathias se había desviado por una zona montañosa ya que le parecía conveniente de estar más lejos de los infectados. Amanda abrió los brazos dejándose llevar por el movimiento de la moto.

— Será mejor que te agarres duro — Dice Mathias con un tono divertido, esta se aferró al cuerpo de el y aceleró la moto haciendo  un gran ruido por aquella estrecha carretera, A lo lejos pudieron visualizar la entrada de una casa, mathias disminuyó la velocidad al observar que la zona era sola omitiendo las circunstancias en las que se encontraban, entraron al pequeño patio que tenía la fachada un poco antigua. Amanda se bajó mirando el lugar, la brisa rozaba las hojas de los árboles sintiéndose la tranquilidad que emanaba el sitio.

Crónicas Z: La InfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora