Crónicas Z: La Infección

XXVI

El camión se encontraba volcado en plena vía, las motos se acercaban a ellos rápidamente. María se arrastraba hacia la salida. Ethan había logrado salir y comenzó a disparar en dirección hacia los vehículos que venían tras ellos. Angie y Tomás se encontraban afuera disparando mientras que Aidan ayudaba a Aarón.

— Mantén la herida presionada, aquí no podemos hacer mucho — le indicó Williams a su lado que lo ayudaba a ponerse de pie.

— Rápido salgamos de aquí, están más cerca — la voz de Aarón apenas era audible, aunque dolía la herida no era nada comparado con el dolor que sintió cuando se hirió la pierna en Barquisimeto. Salieron a la calle disparando en dirección hacia la torre de parque central que quedaba intacta, o parte de ella.

— Escuchó a los infectados acercarse rápido — Gritaba Ethan corriendo. De la nada una horda se acercaba a toda velocidad.

— Demasiado pronto — Comenta María disparando hacia uno que saltaba hacia ellos.

Entraron por las escaleras de el edificio pudiendo notar la apertura dónde se encontraba partida la torre.

— ¿Hasta arriba? — Pregunta Tomás cubriendo a la chica.

— Si, ¿Dónde están los demás? — Pregunta María.

— No logro verlos, rápido suban — Ordena el moreno. Ethan y María le seguían el paso por las escaleras, bajo ellos se escuchaban los infectados subir rápidamente.

Abajo de ellos se sentían el aglomeramiento de los infectados chocando entre ellos, sentían como el aire les comenzaba a faltar cuando llegaban a la parte donde la torre estaba inclinada.

— Suban rápido — les ordena Ethan, Tomás y María comenzaron a subir por las vigas sueltas para llegar a la parte inclinada del edificio. Ethan disparaba hacia abajo y fuertemente la puerta se abrió tirando a Ethan al suelo, tomó su arma pero ya era tarde el infectado ya le mordía la cara haciendo que saliera sangre por todo el suelo, los gritos desgarrador por la mordida se escuchaban por las escaleras.

— No podemos hacer nada — dice Tomás tomando a la chica por la mano, siguieron subiendo por la parte inclinada del edificio, de alguna manera tenían que llegar hacia el otro lado del edificio que hacía soporte con la torre, esa era la única salida.

— Las paredes están agrietadas — dice María observando el soporte que tenían como piso. Los infectados seguían subiendo atrás de ellos y en cualquier momento los alcancarian. Siguieron subiendo con dificulta por las escaleras. Debían tener cuidado debido ya que la mayoría de las paredes por dónde pasaban tenían grietas y si pisaban mal podrían caer hacia las oficinas.