En el año 2017 un virus se propagó por todo el continente latinoamericano, dejando así a la humanidad casi extinta, sólo unos pocos sobrevivientes se verán forzados a luchar con estas criaturas.
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Era un día como cualquier otro, aquel chico de cabello castaño y poco peinado se arreglaba para ir al encuentro con una amiga cercana. Su madre en aquel momento se encontraba preparando el café, cómo era de costumbre, el olor le llego a la nariz y se dirigió a la cocina para servirse un poco. Aarón es un chico de 25 años, estaban en el año 2017 y ya faltaba poco para finalizar su carrera.
— Despertaste temprano —le recibió su madre en la cocina - ¿vas a la universidad ? — preguntó mientras bebía de su taza.
— Si — respondió el joven mientras le daba un gran sorbo a la taza — y ya voy tarde de hecho, nos vemos ahora -— dijo dejando la taza llena por la mitad, siempre tenía esa costumbre en dejar la taza media llena cuando salia apresurado o tenía algo pendiente por hacer.
Al salir a la calle el clima estaba frío, se podía sentir como pegaba la brisa en los cachetes haciendo temblar el cuerpo solo con caminar. Se abrigó en su suéter y se dirigió hacia la parada de busetas cercana.
Había un grupo de personas comentando los acontecimientos en general que ocurrían en el país, aparte que en los últimos meses se habían reportado acontecimientos sobre un extraño virus que atacaba como una fuerte gripe. Esto no solo ocurría en Venezuela; si no en otros países latinoamericanos que reportaban casos severos en cuarentena, la última amenaza de pandemia que se había hecho notar era el virus Ah1n1 y el Ébola en ciertos países europeos, y esto había ocurrido hace mucho tiempo ya. A pesar de todo dejó su mente en blanco dejando la noticia a un lado y se colocó los audífonos dejándose llevar por la música que sonaba en su teléfono.
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Aidan llegaba aquel día temprano a la universidad, debía entregar un proyecto a presentar aunque tenía dudas de si presentaría algo, ya que en las últimas semanas iban cada vez menos alumnos en su sección.
— ¡Al fin llegas!— exclama una voz femenina.
— ¿Que dices? Hoy tenía una exposición, pero veo que nadie llega aún — responde entrando al Aula.
— Si hubieses llegado antes te fueses enterado que convocaron a todo el alumnado en la sala de proyecciones en 20 minutos — dice la chica rodando los ojos.
