II

626 66 6
                                    

A la mañana siguiente Aarón había despertado muy temprano de la fiesta, Amanda preparaba el desayuno mientras notaba que la mayoría se habían ido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A la mañana siguiente Aarón había despertado muy temprano de la fiesta, Amanda preparaba el desayuno mientras notaba que la mayoría se habían ido.

— Parece que todos se fueron temprano — comenta tomando un poco de café.

— Es por las noticias, preocupan un poco ¿Sabes?.

Aaron se acercó al televisor para observar la noticia, la reportera hablaba de mantener la calma y que la gente no saliera de sus casas ya que el gobierno había decretado toque de queda y evitar el contacto con otras personas, Aaron observó atento ante todo lo que hablaba la mujer y por un momento le pareció gracioso aquella información, había visto tantas películas de horror para creer que estaba viviendo en una.

Aquel día había amanecido con una fuerte lluvia, había mandado un mensaje a su madre de que pronto iría a la casa y que no se preocupara, una vez que la lluvia paró se despidió de su amiga y se encaminó hasta la estación del metro. Pudo percatarse de que por encima de él pasaron unos cuantos helicópteros, si había que preocuparse era mejor llegar con su madre, alejó sus locos pensamientos cuando llegó a la estación y compro su boleto del metro, saco sus audífonos y se subió al vagón, sacó su teléfono percatado de de que tenía dos llamadas perdidas de su madre, y una de su amiga amanda, repicó a su mama y esta le contestó un poco nerviosa.

— Mamá ¿qué pasa? — Preguntó preocupado.

— ¿Vienes en camino a la casa? — Pregunta su madre con preocupación.

— Si ya voy en camino espérame allí ¿Qué ocurre? — evitó no alterarse debido a la voz temblorosa de su madre.

— Están pidiendo ir a un centro de refugio en la televisión o mantenernos encerrados en la casa — respondió su mamá que apenas se escuchaba por el auricular debido a la poca señal que había, el tren había comenzado andar y pronto la señal se perdería.

— Mamá llegaré pronto no te preocupes... — habló Aaron al teléfono, pero dudó de que su mamá lo fuese escuchado ya que la llamada se había cortado, el metro iba con su ritmo normal cuando la velocidad fue bajando poco a poco y las luces empezaron a papardear indicando que había poca electricidad. Aaron se puso de pie observando la oscuridad de aquel túnel.

El silencio era interrumpido por la respiración de la gente mientras observaban a su alrededor. Aaron presionó el botón de emergencia esperando respuesta del conductor cuando el grito de una mujer se escucho en el vagón vecino, la gente se aproximó a observar hacia aquel compartimiento y una mano ensangrentada toco el vidrio, la multitud cercana entró en pánico haciendo abrir las puertas en aquel oscuro túnel. Aaron no salia de su asombro y comenzó a correr siguiendo a la gente dirigiéndose a la estación mas cercana. Entre tropiezos y gritos observó a sus espalda apenas pudo ver personas brincando tras los que corrían mordiéndoles el cuello, dejando fluir la sangre por su piel y los que mordían parecían disfrutar de su banquete.

Crónicas Z: La InfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora