Ropa nueva (segunda parte)

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Gabriel se alisó pulcramente su abrigo antes de sentarse a la mesa, en el Ritz: Aziraphale le había asegurado que aquel lugar era muy tranquilo, ideal para una cita de ensueño. Tras gritarle que no fuera idiota y confundiera las cosas, corrió a reservar sitio, preguntándose si a Beel le impresionaría o le daría lo mismo el lugar de su reunión. Beelzebub era tan indiferente a todo... a veces le daba tanta rabia que no sabía hablarle más que con agresiones. Pero aquella vez quería de verdad que todo fuera mejor: era un maldito arcángel, por todos los cielos, no podía seguir portándose como un miserable solo porque no sabía como encarar al príncipe demonio. Aquella noche, tenía sí o sí que lograr...

-Oye, tú... ya llegué.

-Bienven...- Gabriel se volteó en cuanto oyó la voz de Beelzebub detrás suyo, y se quedó boquiabierto de forma instantánea por lo diferente que lucía: tan diferente que no tuvo palabras para expresarlo.

Para empezar, su rostro se veía mucho más fresco y limpio que de costumbre, más juvenil incluso, y no tenía olor feo ni moscas rondándolo. Su cabello estaba limpio también y olía muy agradable, como a chocolate amargo; y por último, su traje negro con levita, corbata verde de lazo y mocasines sin medias le sentaba maravillosamente bien, como si un sastre se lo hubiera confeccionado de forma exclusiva. Beelzebub, nervioso y rogando que el cambio propuesto por Zira no fuera un desastre, se apresuró a romper aquel incómodo silencio:

-Bueno, ¿por qué diablos miras tanto? ¿Vas a decirme otra vez que los demonios somos esperpentos o qué?

-No, no, al contrario te ves... te ves muy...

Gabriel no podía decirlo, estaba tan impactado que se le olvidó como eran los piropos, y Beel se sonrojó terriblemente por dentro al pensar que todo su esfuerzo en producirse había sido en vano. Pero ya estaba allí. Y tenían que hablar de sus trabajos de todos modos.

Buenos Momentos (GO Drabbles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora