Duerme tranquilo

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Esa noche después de evitar el armagedón y salvar el mundo, Aziraphale se sintió inmensamente aliviado de poder regresar a la ciudad con Crowley. La noticia de que su librería se había quemado había sido un golpe devastador, es decir, ¿cómo aceptar así sin más que su hogar era ahora una pila de escombros? El Cielo ya no lo veía con buenos ojos y no tenía la librería. La verdad si no fuera por Crowley la sensación de derrota y soledad habría sido espantosa.

-Ángel, ahí está el autobús de regreso a Londres. Vamos.

-¿Eh? Sí, sí...

Crowley advirtió lo cansado que lucía Zira, y se preguntó si el ángel habría dormido. No en los últimos días, sino alguna vez en su larga vida. Sintió mucho amor y ternura por él y, sin previo aviso, le tomó la mano y se la apretó, logrando que se sobresaltara.

-¿Crowley...?

-Es un viaje un poco largo. Si quieres, recuéstate sobre mi hombro y descansa. Te despertaré cuando lleguemos.

Aziraphale se sonrojó pero terminó aceptando su oferta, y a los pocos segundos de haberse apoyado sobre el hombro del demonio se durmió. Crowley experimentó latidos más fuertes y un gran calor en el rostro, pero respetó el sueño de Zira; lo rodeó por el cuello y lo atrajo más hacia sí deseando que soñara cosas bonitas. Él lo cuidaría, sin importar qué. Le ofrecería un hogar, en ese y en todos los tiempos venideros, y cuidaría de que nunca más se sintiera triste o perdido.
"Los ángeles te habrán dado la espalda, pero yo jamás lo haré, mi amor. Te doy mi palabra".

Buenos Momentos (GO Drabbles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora