Licor celestial

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(Este capítulo es Beelzebub x Aziraphale)

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-¿Éstos eran los últimos contratos?- inquirió Beelzebub, príncipe del infierno, a la demonio Dagon, quien la asistía fielmente en todas sus labores burocráticas. Dagon asintió y le alcanzó un último papel, con gesto de cansancio:

-Sí, lord Beelzebub. Con esto nos aseguramos de evitar futuras demandas de los demonios, que quedaron en la calle después del Apocalipsis fallido.

-Por Satán... no quiero volver a pasar por algo así jamás. ¡Estaremos pagando sueldos extra como compensación por años! Y tener que reubicar a todos en otras actividades cuando ya los habíamos entrenado para la guerra... no, no, que pesadilla. En cuanto termine con esto subiré al mundo humano y me tomaré un buen whisky.

-¿Al mundo humano? ¿Está seguro, lord Beelzebub?

-Si lo dices por Crowley y el ángel Aziraphale, sí, estoy seguro. ¿A ellos qué les importa donde paso yo mis ratos libres? Mientras no los molestemos, nos dejarán en paz.

Dagon asintió y no preguntó más nada, y Beelz se retiró de su oficina con gusto unos minutos más tarde. Ya que no habría fin del mundo, no veía por qué no podía aprovechar para subir y tomarse unos buenos tragos en un bar humano. En general no le gustaba andar entre mortales pero esto era una ocasión especial: quería celebrar que por fin había completado su papeleo y el alcohol era el método de celebración favorito de los demonios. Desgraciadamente el alcohol preparado en el infierno sabía horrible; los humanos, solo en eso, eran mejores que ellos.

"Compraré whisky del bueno, y vino de... ¿cómo se llamaba? Bueno, no importa, compraré una botella de cada marca por las dudas" pensó mientras entraba al bar que también era licorería. Estaba tan concentrado en lo suyo que no notó al hombre rollizo y rubio con el que chocó hasta que ya fue tarde.

-¡Mira por dónde vas, imbécil...! ¡Oh! ¡Eres tú!- exclamó al reconocer a Aziraphale, quien parecía tan desconcertado como él ante el encuentro.

-¿Príncipe Beelzebub? ¿Qué... qué hace aquí?- inquirió el ángel nervioso, imaginando de entrada lo peor.- ¡Si acaso está siguiéndonos le advierto que...!

-Oh, no seas dramático como Crowley, ¿quieres? Nadie los está siguiendo. Solo vine a comprar unas cosas, ¿que no ves?

-Ah... sí. Bueno, discúlpeme entonces. No fue mi intención ofenderlo.

-Mhn... ¿Y tú, por cierto? ¿Qué se supone que hace un ángel en una licorería?- preguntó con sorna al ver a Zira cargando una botella.

-Vine a comprar algo para beber en la cena de esta noche. En estas tiendas suelen tener muy buenas bebidas.

Beelz parpadeó. No imaginaba que un ángel fuera entendido en licores, pero por lo visto había muchas cosas que él no sabía. Zira por su parte sentía las manos transpirando mientras recogía su compra, la presencia del líder infernal lo ponía nervioso por motivos más que obvios. ¿Qué pasaría si un día descubrían el intercambio entre él y Crowley el día de los juicios? Pero por suerte para él Beelzebub no parecía interesado en el trabajo, solo en sentarse en la barra y beber unos cuantos tragos más. Cuando pasó a su lado sintió un escalofrío, y con mucho ingenio Beelz comentó:

-Es curioso porque soy un demonio, pero mi trago favorito es este licor celestial.

-¿Ah...?

-¿Quieres probarlo? Te invitaré una copa para que veas que no hay rencores.

Aziraphale dudó, pero después de sentir una extraña energía en el lugar decidió quedarse. Mientras se sentaba en la barra junto al señor de las moscas, se preguntó si el Apocalipsis fallido habría traído amor al corazón de Beelzebub. O cuando menos, paz. Mientras compartían un poco de ese licor celestial, no pudo sentir el menor rastro de animadversión en él y eso era definitivamente un buen presagio.

Buenos Momentos (GO Drabbles)Where stories live. Discover now