D I E C I S É I S

4.4K 772 827
                                    

El choque de palabras de la señora Eliana conmigo en el almacén al menos sirvió para que tenga algo de vergüenza y no me dirija la palabra de camino a casa, lo que me alegra porque no tengo intención ni deseo alguno de siquiera recordar su presenc...

اوووه! هذه الصورة لا تتبع إرشادات المحتوى الخاصة بنا. لمتابعة النشر، يرجى إزالتها أو تحميل صورة أخرى.

El choque de palabras de la señora Eliana conmigo en el almacén al menos sirvió para que tenga algo de vergüenza y no me dirija la palabra de camino a casa, lo que me alegra porque no tengo intención ni deseo alguno de siquiera recordar su presencia aunque estemos en el mismo auto.

Todas mis neuronas solo están en el mensaje que he recibido de Luka y que he dejado descaradamente en visto. El solo leer su nombre en la pantalla me reprodujo en cámara rápida mis vacaciones en Allington, desde la primera sonrisa que compartimos hasta la horrible manera en que nos despedimos.

Cuando dejé mi número —y casi lo invité a que me escribiera—, no pensé en para qué podría Luka usarlo o incluso quererlo. Es evidente que invitarme a salir está fuera de las opciones; dudo mucho que quiera insultarme por mensajes; o que quiera ofrecerme su amistad y pedir una invitación a mi boda. Cuando caí en cuenta hace un rato de que en sí no tenemos absolutamente nada de qué hablar, me entró un escalofrío de teorizar sobre la naturaleza de su mensaje.

En el mismo silencio en que entramos al auto, salimos de él al llegar a la casa.

Santi está trabajando y Rose debe estar a poco de llegar de la escuela (la ruta la deja donde Santi), así que no nos queda de otra que estar solas y juntas. Al descargar el bolso y quitarme la chaqueta, miro a la señora Eliana que hace lo mismo.

—Iré a ver a Santiago —me informa.

Santiago es dueño de un gimnasio de tres pisos a solo seis calles de acá; además de administrarlo —en conjunto con Maleen—, es entrenador personal de muchos de sus clientes. El trabajo le permite horarios flexibles y tranquilidad —dentro de lo que cabe—, y de paso, que nosotros lo visitemos cuando queramos. No me apetece en absoluto acompañarla, así que asiento y me voy a la habitación, luego de unos minutos escucho la puerta de la casa abrirse y cerrarse. Estoy sola finalmente.

Enciendo el televisor solo para no sentir que no hay nadie más en casa y me recuesto; extraño a Luna... más tarde iré y la sacaré al parque junto con Dante. Son cerca de las cuatro de la tarde y con la señora Eliana ya almorzamos antes de ir al almacén, así que no me queda mucho por hacer.

Saco el teléfono y miro nuevamente los cuatro mensajes del número desconocido. Muerdo mi labio, pensando rápidamente en los pros y contras de responderle, especialmente casi tres horas después, pero en la lista de contras no encuentro nada, así que escribo:

Hola
¿Cómo estás?

Yo esperaría que luego de haber tardado tanto, él tarde igual en contestar, pero para mi sorpresa, los chulitos azules salen rápidamente y así mismo, llega un mensaje.

Bien
Estoy descansando hoy, así que pensé en escribirte

Me sorprendió tu mensaje

El escribiendo... esta vez se tarda un poco más y mantengo la pantalla encendida y un ligero vacío en el estómago durante la espera. Tarda varios segundos... un par de minutos... ¿me estará escribiendo un cuento? ¿por qué se demora tanto? Empiezo a considerar dejar allí e irme a hacer algo más productivo que acostarme con el teléfono en la mano, cuando al fin llega:

El no príncipe de mi cuento de hadas  •TERMINADA•حيث تعيش القصص. اكتشف الآن