C U A R E N T A Y S E I S

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46. LA DESPEDIDA

Me pensé muchísimo sobre si venir a la fiesta de Denny o no, principalmente porque el novio parecía odiarme totalmente en la mañana. Sin embargo Denny es un excelente amigo y no quería dejarlo en esto así que he hecho de tripas corazón, me he vestido, peinado y maquillado lo más formal y linda posible y he venido.

Las mesas ya tienen su acomodación; como obviamente no estoy en la mesa de la familia y los lugares fueron asignados antes de los acontecimientos recientes, en mi mesa está Mateo, la señora Elvira, un par de señores que no conozco y Luka.

La señora Elvira y Mateo han llegado hace unos diez minutos y aseguraron que Luka llegará en un rato; agradezco mucho que tarde lo que quiera porque sigo pensando que me llenaré de nervios por mil y un motivos al verlo. La gente va entrando y buscando su ubicación, el DJ ya tiene puesta buena música aunque de momento no hay nadie por ahí bailando. De hecho llegué temprano porque Denny me pidió el favor de que viniera a revisar que todas las botellas de licor llegaran pues era sabido que había un camarero que a veces se guardaba una.

—¿Y a qué te dedicas, Carolina? —pregunta la señora Elvira. Mateo presta atención por cortesía.

—Acabo de graduarme en Pedagogía infantil. Este año que viene, si Dios quiere, empezaré a trabajar.

—Trabajar con niños es un verdadero placer si tienes vocación y paciencia.

—Lo sé. Me encantan los niños y enseñar. Sé que he elegido bien mi carrera. —Por el arco de entrada se asoma Gabriel que al encontrarme con la mirada, me hace una seña para que me acerque. Me tenso y mi sonrisa se borra pero no voy a ignorar al celebrado de la fiesta—. Disculpe, señora Elvira, ya vuelvo.

Pese a que ya hay música, la punta de mis tacones resuena en el pulido suelo de madera a medida que me acerco al arco. Cuando llego a Gabriel, impecablemente vestido en un smoking, él me atrae hacia un lado para charlar sin tapar la entrada.

—Luces muy bien —murmuro a modo de saludo—. ¿Denny ya te vio?

Gabriel sonríe, exhibiendo sus dos hoyuelos.

—No. Me he vestido en casa en el piso de abajo y Gris no lo ha dejado bajar mientras estuve ahí. Tuve que venir antes para que no me viera. Le insistí en que eso no era necesario sino hasta el día de la boda pero insistió.

—Le encantarás.

—Gracias. Tú también estás muy bonita.

—-Gracias.

Ambos miramos un segundo al suelo con un silencio incómodo bailando entre nosotros hasta que Gabriel extiende su mano para tomar la mía.

—Lamento la forma en que te hablé esta mañana.

—No pasa nada.

—Sí pasa. Suficiente Luka me odió por lo que hice con tu amigo hace años, no quiero que de nuevo crea que voy a intervenir en algo.

El no príncipe de mi cuento de hadas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now