V E I N T I T R É S

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¡Hola, amores! 

Notita rápida: MUCHAS GRACIAS por las 50mil lecturas, se merecen el cielo. Además LNPDUHDA superó las 400mil lecturas, así que mil gracias por su apoyo. Mucho lof para todos. ♥

La canción del radio que rasga con su armonía el silencio del auto empieza a distorsionarse en mis oídos hasta que ya no le presto la más mínima atención a la letra que salvajemente hablaba de un amor eterno

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La canción del radio que rasga con su armonía el silencio del auto empieza a distorsionarse en mis oídos hasta que ya no le presto la más mínima atención a la letra que salvajemente hablaba de un amor eterno. Los ríos de mi pensamientos se disparan en distintas direcciones, pero el cauce más turbulento es el que lleva el nombre de Santiago y la minúscula culpa de haberle omitido parte del motivo de mi salida. Fui tan ruín que le dije por mensaje que iba a salir y que no tardaba; no lo cuestionó, supongo que creyó que iría al supermercado o a cualquier parte. Bien, no solo le omití parte del motivo, sino mucho del motivo.

No quiero que se inquiete por nada; por estos días ha estado mucho más estresado de lo normal por problemas con el gimnasio y procuro liberarle cargas en la mente innecesarias, así que ayudo en cosas como ser yo quien ayuda con las tareas de Rose, la que se encarga de las opciones para todo lo que tiene que ver con la boda y claro, no decirle que me veré con Luka. Prometí que no tardaría, lo que es cierto, además realmente debo pasar un rato por el supermercado, así que no está tan mal.

Mi plan es encontrarme con Luka, invitarle un café tal vez y volver antes de la cena; de todas maneras tengo cosas que hacer y no voy a quedarme toda la tarde con él. Acordamos vernos en un centro comercial de la parte oriental, a unos treinta minutos de mi casa en auto y a las tres de la tarde. Aún faltan quince minutos para eso.

Me detengo en un semáforo con la luz roja encendida y miro distraídamente a una pareja que pasa de lado a lado con un perrito diminuto atado a una correa. También pasa un anciano y una madre con su niño que tiene la cara llena de helado blanco. Cuando pasa también un joven alto y delgado, pienso en Luka, sacando a Santiago por el momento de mi cabeza. Una pregunta tonta de si debería invitarlo a mi boda dependiendo de cómo sea hoy nuestro encuentro se me instala en la mente, pero sacudo la cabeza, concluyendo que sin importar cómo sea una posible amistad con él, no tiene por qué estar en mi matrimonio.

Inmersa en el camino que dejó el joven al cruzar la calle, pego un brinco cuando el auto de atrás pita con insistencia. El semáforo ya está en verde y avanzo, omitiendo los gritos del tipo que me sobrepasa por el lado derecho alegando cosas que tienen que ver con mi mala capacidad de conducción porque soy mujer.

Ingreso al parqueadero oscuro y subterráneo del Centro comercial y luego de bajarme del auto, busco las escaleras para subir hacia los almacenes. Cuando voy a la mitad de la subida, mi teléfono suena y contesto a los pocos segundos. Es Luka.

Hola, Caro.

—Hola. Recién llegué al centro comercial.

Yo llegué hace un rato. Estoy en el segundo piso.

El no príncipe de mi cuento de hadas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now