C U A R E N T A Y N U E V E

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49. EL MOTIVO DE INTENTARLO

Al igual que en los últimos ocho días, al entrar en la cocina encuentro pegada con un imán en la nevera una foto. En esta ocasión es una donde aparecemos Rose y yo, ambas en vestido de baño con estampado a juego, estamos juntas en la orilla de una piscina y no miramos a la cámara, yo la observo sonriente a ella y ella tiene sus manos en el aire luego de dar un chapoteo que elevó un par de chorros de agua.

Sonrío con nostalgia y retiro la foto de la nevera para mirar la parte de atrás donde hay unas palabras escritas con bolígrafo: "Agosto, 2024, La Torre. En ese hotel había esta piscina enorme y prácticamente no salimos a explorar el pueblo por andar nadando en ella. Cuando te vi usando un vestido de baño a juego con el de Rose, me enamoré un poquito más".

El nudo que nace en mi garganta es igual de intenso que los otros días.

Desde que volví y Santi dijo que jugaría sus fichas he estado en un sube y baja emocional que me mantiene mareada. Él ha sido dulce y encantador como siempre pero en la mayoría de sus atenciones solo se agranda mi sensación de ácido por el remordimiento.

Desde el lunes pasado ha ido dejando fotos en la nevera, una o dos por día y en la parte de atrás de todas está la fecha y algún recuerdo. En algunas estamos solo él y yo, en otras estoy yo sola y en otras estoy con Rose. Todas dicen un motivo para quererme, y eso se junta dentro de mí con el único motivo que tengo para que él no me quiera, lo que vuelve todo una mezcla de felicidad con tristeza amarga.

Su trato conmigo no ha cambiado mucho pero sí ha mantenido la formalidad de quien no tiene una relación. Viene a desayuna y a almorzar conmigo cada día, me sonríe y hablamos de su trabajo, en las noches cenamos todos y luego dormimos en la misma cama. He sido yo la que ha permanecido algo distante pero Santi no ha hecho reclamo alguno ni ha dado indicios de perder su paciencia. Sé que debo hablar con él, sé que él está esperando que yo dé el paso de pedirle una charla en la que aclaremos todo pues soy solamente yo la que lo retraso.

Me da miedo. Ese es el motivo exclusivo de que siga callada. Me da miedo ser tan sincera que logre alejar a Santi, siento que lo que nos separa de seguir juntos o no estarlo es esa charla, y me aterra considerar que puede que lo nuestro acabe. Mi miedo y mi cobardía me están jugando completamente en contra y de momento no he hallado una fuente de valor a la cual asirme.

Guardo la foto en uno de los estantes de la cocina junto con las demás. Cada una me ha derretido el corazón pero no se ha tocado el tema de las fotos cuando hablamos, es como algo que él hace en secreto y que yo recibo fingiendo que no; supongo que de cierto modo nos lo hace más fácil.

Santi no tardará en llegar a desayunar así que me pongo en la tarea de preparar todo, igual que cada día. Ya tengo gran parte hecha, incluso la mesa puesta pero faltan los huevos.

Cuando los coloco a hervir en fuego bajo, recibo una llamada de Theo.

¿Te hice algo? ­—pregunta nada más le contesto—. ¿Te ofendí de manera alguna?

El no príncipe de mi cuento de hadas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now