C I N C U E N T A Y T R E S

3K 518 497
                                    

LUKA

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

LUKA

La desorientación que experimento al abrir los ojos es una que desde la adolescencia no sentía, una que pasa una o dos veces en las primeras borracheras grandes. Parpadeo varias veces notando con inquietud que tardo más de lo normal en poder distinguir formas y colores sólidos, y cuando lo logro, quedo más perdido.

Observo las paredes claras, la ventana con persiana cerrada y la pared sin cuadros, mis manos caen a la superficie en la que estoy, notando la suavidad de un edredón; es una cama. Me siento, poniendo los pies en una alfombra desconocida y pidiendo al cielo no desvanecerme de nuevo.

La puerta de la habitación se abre de golpe, alertando a mi organismo de un peligro desconocido, pero los reflejos aún no me dan ni para el instinto básico de moverme.

—¡Despertaste!

La animosa voz de Aaron encuentra reconocimiento muy dentro de mí así que me relajo un poco. Me inclino hacia adelante con la mirada en el piso intentando reconstruir el motivo de estar en esta cama y con Aaron abriendo la puerta como si nada. Entonces recuerdo que es su casa, que hubo una fiesta, que hablé con Annie... y no recuerdo mucho más.

—Eso parece.

—Perdón por entrar así, necesitaba sacar esto. —Levanto la mirada para observar cómo saca una toalla verde del armario de la pared—. Creí que seguías dormido. Te has vuelto mala copa.

—¿Qué?

Aaron se ríe con evidente burla, pero es esa burla de compañeros de trabajo que nunca va malintencionada.

—No aguantaste ni hasta media noche y duermes hasta... —Mira el reloj de su muñeca—, más de mediodía. Ya tienes el alma fiestera de un cincuentón con tensión alta.

—¿Es más de mediodía?

—Sí. Le he dicho a Simmons que estás acá noqueado así que si tenías algo que hacer en la empresa, ella te cubre.

Cerrar los ojos dos segundos me ayuda a centrar más las imágenes que recibo y las que no logro recordar. Por reflejo muevo la mano hacia la almohada donde estaría mi teléfono si esta fuera mi cama pero no lo encuentro, obviamente.

—¿Has visto mi teléfono?

—Oh, sí, lo he dejado en la cocina. Dennise me lo dio antes de irse pero olvidé traerlo acá.

«Dennise» es todo lo que escucho y varios recuerdos parpadeantes me llegan. Estuve hablando con ella, bebí una cerveza a su lado... ¿estuvo conmigo en esta habitación?

—¿Qué hacía Dennise con mi teléfono? —pregunto, intentando ocultar lo mucho que me inquieta.

Aaron se encoge de hombros.

—No lo sé. Pero espero que no tengas nada comprometedor ahí porque se ve que Dennise es algo celosa.

—Ella y yo no somos nada —escupo, con la necesidad de dejar claro que no tengo vínculo con ella. Sacudo la cabeza—. ¿Estuvo acá conmigo?

El no príncipe de mi cuento de hadas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now