C U A R E N T A Y C U A T R O

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44. UNA DEUDA A MEDIO PAGAR

—Deja de mirar —me pide Denny, en voz baja. Vuelvo mi atención a él que tiene una divertida sonrisa en los labios—. El primer paso para que alguien no sepa de una tensión sexual entre dos personas, es que no se estén mirando con semejante atención explícita.

No puedo evitar sonrojarme por unos momentos a la vez que Denny me entierra su dedo en la cintura para hacerme reír. Está un poco más alegre de lo normal porque ya tiene alcohol en sus venas y también atribuyo a esa desinhibición su comentario descarado.

—No hay atención explícita, exagerado.

Estamos bailando juntos en la pista de baile en medio de la arena. Luego de salir del mar —y de que afortunadamente nadie me viera en la íntima compañía de Luka— necesitaba no quedarme quieta así que me puse a bailar; primero con Gabriel porque lo encontré solo mientras Denny buscaba cerveza, luego con un desconocido con el que no crucé ni un hola y ahora con él, que me vio reacia a sentarme y quería bailar también.

—Permíteme discutir eso.

—No, no te lo permito.

Denny me atrae un poco más hacia él, poniendo su cabeza sobre mi hombro y sus labios casi tocando mi oído.

—Voy a fingir que no hablo de ti, pero si no hay tensión, dime por qué Luka no deja de mirarte cada diez segundos antes de dar un sorbo a su cerveza. Puedo jurarte que daría la vida porque la boca de la botella fuera la tuya.

—Cállate.

Luego de alejarme del agua me decidí a no beber una sola copa más que me pudiera afectar el juicio. Suficiente tengo con el estado de ebriedad propio de estar un rato con Luka como para añadirle alcohol a la ecuación.

Denny no miente pero me niego rotundamente a darle la razón. Me siento culpable, malvada, infiel, sucia de pensarlo pero no por eso dejo de hacerlo. Pienso en Santiago y también en Luka y es obvio que esto no es justo para nadie, ni siquiera para mí. Las palabras de Michi sobre mi deseo de un último —y primer— revolcón con Luka ya no me suenan tan dementes ahora como cuando las escuché hace unas semanas.

El problema es que... já, el problema; no es uno, son muchos.

El principal es que estoy a punto de casarme y que sin importar las circunstancias de ello, tengo a un hombre maravilloso esperándome en casa que aunque me haya dado la opción de elegir, sé que desea que mi elección sea la que debería ser obvia.

Otro problema es que no sé qué esperar de Luka. Eso de "el último revolcón prematrimonial" no sonaría tan mal —dejando mi moral de lado— si supiera que con eso sería suficiente. Tengo el temor constante de que sin importar lo que consiga de Luka en estos días, no sea suficiente, que quiera más y eso solo dejaría mi mente más inquieta y desordenada de lo que está.

El no príncipe de mi cuento de hadas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now