Drabble ¡!

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Pues les cuento...(?)
Sucede que, en FF, hice un 'pequeño concurso' durante la publicación de esta historia, que consistía en ofrecer un drabble a aquellos usuarios que me hicieran llegar sus teorías más locas sobre los personajes y lo que ocurriría después, y para quienes acertaran; esto, además de algo de contenido extra no-planeado-e-irresistible-para-mí ¿? será subido sólo en FF y aquí.

Luna de miel

Harry lo estaba besando. Siempre era difícil quejarse si Harry lo estaba besando.

—Harry —Un vago "¿hm?" le respondía. Labios presionaban su mejilla, trazaban un camino de besos que repasaba el contorno de su mandíbula, descendían al cuello, se perdían detrás de su oreja. Draco se removía con una risa baja, ojos cerrados todavía, su cuerpo entero tendido, laxo, bajo el peso de uno de los brazos de su esposo sobre la cadera—, ¿intentas distraerme?

No tiene que verlo para saber. Puede sentir su sonrisa sobre los labios cuando Harry lo busca por otro beso, puede reconocer el instante exacto en que se le dibuja, porque lo conoce demasiado bien.

—Para nada —Contesta él y es suave, dulce, amable, como es Harry a su lado, pero no es suficiente para engañarlo.

Draco tuvo que hacer un esfuerzo para enfocar tras un parpadeo. Se retorcía bajo su brazo y entre las sábanas, y giraba la cabeza, con la intención de dar con alguna señal de su paradero real.

Cuando se rinde, apoya el codo sobre la cama improvisada y recarga el rostro en su palma. Harry, acostado a un lado, imita su postura.

Los dos están viendo el horizonte sin fin, mitad arena, mitad césped un poco seco y árboles torcidos, que se extiende más allá de la tienda que levantaron (que Harry levantó, porque era su culpa, y él estaba enojado la noche anterior).

—¿Tienes alguna idea de dónde estamos?

Su esposo sacude la cabeza.

—Ningún hechizo de rastreo nos ubicó, los encantamientos de búsqueda alrededor no tienen nada en kilómetros a la redonda. Todavía no consigo Aparecerme ni un metro. Ah —Añade, a último momento, casi aburrido—, Dobby no contesta y Ze tampoco.

—Estamos perdidos en algún jodido hueco anti-magia en medio de la nada —Draco intenta fruncirle el ceño, en verdad lo intenta. Aquello no estaría pasando si Harry -como le dijo-, hubiese hecho los preparativos -que también le dijo- con anticipación, y lo hubiese comprado -lo que le dijo, de nuevo- en el punto de trasladores.

Entonces, quizás, no habrían tenido uno defectuoso que los dejó varados en medio de la nada.

Si creía que su mala suerte se limitaba a las 'citas' y perdería efecto tras el matrimonio, esa era la prueba irrefutable de su error.

—Al menos, estamos juntos —Harry tienta a su suerte con una sonrisa que es toda inocencia falsa y practicada, y Draco apenas puede decir si el impulso de maldecirlo es más fuerte o igual que el de besarlo, porque ama a ese idiota, y ama que lo esté intentando mejorar, a su manera.

Así que se echa a reír, esa risa baja que le ha dejado el daño permanente a las cuerdas vocales, y cuando Harry lo mira con ojos brillantes, le envuelve el cuello con un brazo y tira de él más cerca.

—¿Sabes qué? Podría ser peor —Harry también se ríe por lo bajo, besándole la quijada—. Pero nos vas a sacar de aquí, porque  hiciste esto.

—Yo nos saco, yo nos saco —Promete, murmullos contra la piel de su cuello, y Draco cierra los ojos y sigue abrazándolo—. Más tarde.

—Harry James…

Más tarde —Lo silencia, inclinándose sobre él, para un beso más largo, y Draco se olvida de las razones por las que debería quejarse.

Bueno, luego podría decir que tuvo una interesante luna de miel.

Para romper una maldiciónWhere stories live. Discover now