Parte 5

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Por hábito levantarme después de las siete ya se volvió algo imposible para mi, el sol ilumina la habitación y no sé realmente que debo de hacer hoy; es más no sé ni que hacer ahora.

Tomo mi celular y solamente tengo un mensaje de Blear pero no me molesto en contestar para luego volver a la cama, primera noche en Buckingham, primera de muchas diría mi madre. Hoy por el medio día esta planeado que mis padres regresen a Madrid, y en menos de dos semanas gran parte de los míos vendrán para la celebración de mi compromiso con Charles.

El teléfono empieza a vibrar y Dexter es lo primero que pienso, pero mis esperanzas se botan al suelo cuando veo el nombre de mi hermano en la pantalla.

¿Mi padre regresa hoy, cierto?

—Sí, en pocas horas se van.

Es extraño que no vengáis con ellos, ¿Como está todo allá? ¿Has conversado con Charles?

Sí, debo darte crédito. No es tan narcisista como muchos dijeron.

Te lo repetí muchas veces.

No dije nada tratando de evitar ese tema, Charles no es alguien que me guste estar recordando y mucho menos hablar de él.

—¿Sabes algo de Dexter?—pregunté.

Ha cambiado de movil, eh a de ser por eso que tus mensajes no son respondidos, pero no dudes que él te llamará, quiero creer eso.

No quiere verme.

Razones le doy.

Que confortable de tu parte, Louis.

Elle sabes que tengo razón, así como también tengo que irme. Prometo hablarte por la noche, cuídate.

Dijo y colgué.

Nostalgia, nostalgia era lo que sentía durante todo el día. Cada hora me detenía a pensar si podría resistir todo esto, pues aunque es rebote de mi tiro, me siento tan usada.

Ya son las ocho de la mañana y estoy bajando los escalones dirigiéndome a la cocina, espero encontrarme a Charles pero no hay nadie más que su alteza la reina Margaret y Zara. Después de una leve reverencia tomó asiento a lado de Zara que me sonríe, después de unos minutos la mesa esta llena, la mirada exigente de mi madre me ataca y Hadley hace lo mismo.

Marie toma asiento ignorando tener a su prima a lado suyo, no es novedad saber que Hadley conserva tanto odio dentro de ella que empieza a salir por sus ojos.

—¿Que tal dormiste?—preguntó Zara.

—No puedo quejarme—respondí.

—Me alegra saber eso.

Mi madre por fin me había quitado su mirada de encima y conversaba muy a gusto con la madre de Charles. Trataba de concentrarme que mis movimientos pues empezaba a sentirme floja.

—Una disculpa por no tener a mi hijo y a mi nieto con nosotros ahora—habló la reina— en especial a ti querida, Charles ya había hablado de esto contigo, supongo.

—Así es su alteza—respondí.

Dije siendo que Charles no me dijo absolutamente nada.

El día fue de lo más tranquilo, Zara pidió salir del palacio para ver a su diseñador que necesitaría para los eventos que se acercaban, estaba tan entusiasmada con su matrimonio que no le importaba que su abuela quitase crédito de ella, lo grande o pequeña que esta fuese no tenía preocupada a Zara, ella solo quería casarse, me sentía tan feliz por ella y a la vez tan desgraciada, tan desdichada.

Si tu no impediste que esa puerta se abriera, no llores cuando todo se esté saliendo por ahí.

Quejarme y compararme ya estaba de más, siempre estuvo de más.

No ví a Charles en todo el día, a pesar que ya había encontrado a su padre en el palacio no verlo a él me desconcertaba un poco, ellos estaban juntos.

Me despedí de mis padres y aunque debería sentirme sola por ser la única que no pertenecía a esta familia la verdad era que me sentía mejor, incluso me sentí libre; aunque eso es lo que menos estoy. Marie había salido con su abuela, Zara se encontraba con su novio en el jardín y no quería molestar pero la habitación se me hacía aburrida y es demasiado temprano para ir a la cama, saqué el movil y me dispuse a ver las redes sociales, quería creer que Helena me llamaría para saber de mi o cualquiera excusa tonta, así como esperaba que Dexter en algún momento me diese un minuto para explicar todo.

Entre a la biblioteca para ver si había algo de mi agrado, mentiría si dijera que he amado la historia de cada país con cada guerra por la paz, los soberanos más antipáticos y la mejora de la economía, pues aunque me llamaba mucho la atención llevar la administración de varios estados, realmente me alejaba de su historia.

—¿No te inquieta no saber dónde Charles?—una voz femenina hizo girarme en mis talones para saber si me hablaba a mí–y obviamente lo hacía.

Era Hadley, la prima de Charles.

—Supongo que debe tener tareas por cumplir—respondí tranquila, no era algo que me preocupase.

Ella sonrió.

—Supones mal—dijo— es impresionante que estando tan cerca de ser su esposa, no te intrigue saber dónde está y que esta haciendo.

—Lo que haga o deje de hacer es problema de él y posiblemente mío—sonreí— pero en ningún momento llega a ser tuyo, así que te agradezco pero si a mi no me inquieta no veo porqué a ti sí.

La sonrisa de su rostro no se quitaba, se acercaba más a mí y en sus palabras no había tanta preocupación de la buena, si Hadley no es recibida por Marie es por algo, no creo que sea tan buena como su madre ha dicho.

—Podrás ser ingenua, pero yo no.

—Te felicito—dije tomando un libro y alejándome un poco de ella.

—Sabes que tarde o temprano se sabrá toda la verdad, porqué es fácil notar que a mi primo, no le interesas para nada—dijo— te ves tan sumisa.

Aprete la mandíbula, en ese mismo momento bastante rencor me llegó, suspiré y no me moleste en responder.

—No quiero ser grosera pero ¿ya terminaste?—pregunté.

—¿No quieres ser tan grosera?—empezó a reír— En cualquier momento Natalie regres...

—Hadley—la prima de Charles se cayó cuando el hermano de Charles apareció— ¿Sabes que Sophie está esperándote?

Hadley se dió la vuelta y para ser más cínica me sonrió antes de salir de ahí y después de decir no se que cosa a Trevor.

Sumisa, yo no soy sumisa; quiero creer que no lo soy.

—Lo lamento, Hadley tiene un comportamiento bastante diferente.

Sonreí tratando de decir que todo estaba bien.

—Te debo una disculpa por no presentarme correctamente ayer—dijo y se acercó a mí— Trevor Windsor.

—Eleanor Borbón.

Extendí mi mano hasta la suya, me incómodo un poco ver cómo llevo mi mano hasta sus labios en aquel antiguo saludo que si bien recuerdo solamente mi abuela toleraba.
Disimule cualquier facción negativa para mantener esto tranquilo, hacía lo posible por mantener la misma sonrisa del principio pero lo desagradable fue no saber que hacer cuando parecía no querer quitarme los ojos de encima.

The Duties Of Royalty ©Where stories live. Discover now