Parte 42

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Charles

Si lo que había quedado de mi noche había sido desagradable, la escena que presencie solo minutos después de salir de mi habitación parecía exponerme que hoy nada estaría bien, la pregunta es ¿Cuándo lo está?

Él siempre ha sido una de las pocas personas con las que puedo ser menos rígido, siempre lo he apreciado y hemos sido lo más cercano que podemos, no es sorpresa para nadie. Sin embargo cuándo ví la poca distancia que mantenía con Eleanor no pude verlo de esa manera, ver su cercanía, su tacto en ella, me hizo sentir como si tuviese enfrente a Dexter Bardem y no a Eric Hamilton.

«¿Que me estás haciendo Eleanor?».

Solo dije su nombre y pase a lado, no me detuve y mucho menos me puse entre ellos para desviar la conversación que tenían y generarles incomodidad. Sabía que Eric trataba de intentar algo así desde sus insistentes preguntas, digo trataba porqué pensé que lo frenaría ver que ante los ojos de todo el mundo Eleanor está conmigo, ahora notaba que para él no es problema. Él tampoco sería un problema para mí.

—Llamen a Eleanor—ordené en cuanto entre al salón, seguí caminando hasta adentrarme en la última puerta y llegar a el despacho de mi abuela— ¿Que ha dicho la crítica?

—Todo permanece bien— respondió— diría perfecto pero, algunos, no todos, los invitados, percataron que tu hermano estuvo casi ausente.

—Trevor llegó y con eso es suficiente, no importó cuanto tiempo lo hizo.

—Hemos hablado de esto decenas de veces. Se suponía que todo mejoraría entre ustedes, se suponía que él estaría ahí.

—Trevor estuvo ahí, estuvo alcoholizándose con...— de nuevo él— con Dexter Bardem. Él es astuto y sabía que sería grotesco exhibirse en ese estado. Soy su hermano sí, pero creo que el tiempo de cuidarlo terminó hace muchísimos años. Deberías hablar tú con él y dejar de mencionármelo.

—Los últimos días no ha estado en el palacio la mayor parte de su tiempo.

Margaret vió el reloj.

—Tenemos que irnos—se puso de pie y tomó su bolso— la reina nunca llega tarde.

Deje que mi abuela pasase, cuándo las puertas se abrieron lo primero que busqué fue si Eleanor ya estaba aquí, y para bien de todos, sí lo estaba. Eso era lo que importaba.

—Sus padres ya están en la casa Kensington, recordáis que hoy deben ser más... afectuosos que sus últimas apariciones. Hoy ya no esperan que se confirme lo vuestro, hoy solo esperan la fecha para la boda.

Mi abuela empezó a explicar lo que se haría hoy en la casa Kensington, yo lo sabía perfectamente pero estábamos casi seguros que Eleanor no tenía ni idea de lo que pasaría hoy y era mi culpa, yo debí comentárselo pero la verdad es qué trataba de evitarla cuanto más podía.

Eleanor me inspiró algo que casi nadie, por no decir nadie, ha podido, la situación no fue la mejor y aún así ella fue... maravillosa, y fue eso mismo lo que me estaba haciendo perder la cabeza, lo que me hacía temer que si no lo frenaba, ella tendría poder sobre mí, sincerándome sé que ya tiene un poco, pero ella no lo sabe y es mejor así.

Jamás creí que esto pasara, juré que era imposible.

No solo me hacía temer el saber que si todo continuaba una parte de mi ya dependería de alguien más, nunca he experimentado no ser bienvenido en algún lugar, y Eleanor demostró que mi lugar en su vida es solamente como esto, su falso prometido. En realidad hay muchas cosas que estarían en juego si luchase por ella. Mientras debo permanecer feliz con el simple echo que Eleanor está ocupando este lugar, y aunque nada sea real, ha empezado a martirizarme la idea de que en el futuro la veré marcharse.

The Duties Of Royalty ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora