Parte 31

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—Nos ha llenado de alegría tenerlos aquí el día de hoy.

—Igual a nosotros—respondí con una sonrisa.

—Esperamos que nos visiten más a menudo.

Charles sonrió y me vió, nos despedimos de las personas que estaban en la puerta y subimos directo al auto, después de recibir varias luces provenientes de las cámaras. Había sido la mejor tarde sin duda, no sentí pasar las horas, el cielo ya estaba oscuro y la luna estaba demasiado bonita, hoy era una buena noche.

De camino al palacio me venía pegada a la ventana, conocía Londres pero no lo suficiente para no dejarme sorprender por lo nuevo que veía. Es dos de Agosto, Londres está más lleno que algunas veces, más aún el 31 de este mes, domingo, que se llevará la summer bank holiday. Estos días están siendo bastante movilizados para la casa real, para la reina y para mi madre que se ha tomado el tiempo de elegir todo, el día del anuncio será todo un espectáculo con los gustos florales de mi madre, los banquetes y... todo.

En pocos días Londres sabría que voy a casarme con su querido príncipe.

Era nefasto, pero me gustaba pensar que Charles en cierto modo era mío, por orden de su abuela; pero mío.

—¿La has pasado bien?—me preguntó.

—Fue maravilloso—dije— lo recordaré siempre.

—Esa niña era... impredecible.

Reí.

—Es un encanto, todos son un encanto.

—Lo mismo dijeron de ti—dijo— ¿sabes? Yo nunca me habría aventurado a ir ahí, me gusta ayudar a los niños y lo he echo durante años, me he acercado una vez a ese lugar con mi madre pero... estar ahí es... —Charles no sabía que decir— demasiado sentimental para mí.

—Quién diría que el punto débil del Príncipe de Inglaterra son los niños.

—No lo llamaría de esa manera.

No dije nada más, creo que era bastante buen gesto venir hasta acá.

—Gracias Charles.

Él sonrió.

—¿Hoy llega tu abuela, cierto?—pregunté.

El se puso un poco serio y asintió.

—Ya esta en Buckingham.

—¿Ha sabido que cambiaste el lugar a dónde íbamos a ir?

Él no dijo nada.

—Charles...

—Claro que lo sabe.

—¿Estás seguro?

—Por supuesto.

El me sonrió, empezó a ver por la ventana, algo en mi se había tensado y empezaba a sentir miedo, sobre todo porque me sentiría culpable si nos encontrásemos con un escándalo entrando al palacio.

Cuando bajé del auto bajé tensa, sentía que en cualquier momento iba a desvanecerme.

«Eleanor nada malo va a pasar» me repetía, pero a quién engañaba.

—Iré a saludar a mi abuela—dijo.

Yo no iba a ir, claro que no.

—Yo me cambiaré los zapatos, ahora vuelvo.

—Te esperaré...

Mierda.

—Dame unos segundos—dije para subir.

Entré a mi habitación, lo primero que hice fue quitarme los tacones y luego preguntarme que mierdas iba a pasar, sabía que no podía tardar, Charles estaba abajo.

Le sonreí cuándo lo divisé nuevamente, ambos llegamos hasta donde nos habían dicho que se encontraba, Él iba pocos pasos delante mío, cuándo abrió la puerta estaba la reina, en el sofá con la televisión encendida, a un lado de ella estaba el padre de Charles.

—¿Que tal el vuelo?—preguntó y se acercó a su abuela.

—De maravilla cariño.

—¿Que tal su estadía?—me acerqué de la misma manera.

—No me quejo querida, pero no hay nada mejor que estar en casa.

Asentí.

—Charles, necesito hablar contigo hijo—su padre lo llamó luego que ambos lo saludamos.

No quería pensar lo peor.

Charles asintió y salieron de ahí.

—Recién han desaparecido de la televisión—dice la reina.

—¿Ah sí?

Eleanor por favor.

—Siéntate linda—dijo— realmente me ha inquietado que estuviesen en la casa hogar, tenía entendido que irían a un lugar muy diferente.

Asentí.

—No creáis que me inquieta de mala manera, solo que... Charles no es candidato voluntario para ir precisamente ahí, ¿Charles lo ha cambiado?

Jamás me había sentido así, sentía que esto era un arma de doble filo, si mentía y decía que yo tacharían a Charles de dejarse manipular, pero si decía que él había sido podrían decir que estaba rompiendo reglas...

—Él lo ha echo, pero porqué le había comentado que sería agradable que un miembro capital los visitase, es una acción que el pueblo toma mucho en cuenta.

La reina no dijo nada, y mostró una pequeña sonrisa.

—Me alegra que puedan comunicarse, sabía que tú eras la indicada.

Ojalá Charles lo dijese así.

—Qué no daría por hacer que mi nieto te escogiese a ti sin tenerme a mi y a sus padres detrás de él. Espero que todo vaya como ahora...

Asentí.

—Y tienes razón... lo que hicieron hoy, el pueblo lo agradece— ella se puso de pie— Tengo que salir, ¿quedarás aquí?

—Sí, esperaré a Charles, su majestad.

—Nos vemos querida.

Se despidió y salió de aquí. Lo cierto era que no esperaría a Charles pero tampoco quería salir, esto cada vez me traía más cosas en que pensar.

Había besado a Charles.

Él estaba siendo bastante atento conmigo.

Quería creer que todo esto su abuela se lo habría pedido y sí, lastimaba un poco; porqué creí que era él quién quería ser así.

—Eleanor—susurró alguien haciéndome saltar.

Giré para ver, era una mucama que ya había visto antes, llevaba solamente una charola con vaso vacío pero no dejaba de verme.

—¿Sí?—dije.

Su rostro se empezaba a ver serio y sí, sentía un poco de miedo.

Estaba estática y no dejaba de verme, cuándo iba a salir de ahí ella fue quién se retiró. Volví a sentarme pero si imagen no se me quitaba de la cabeza.

—¿Estás bien?—entró Charles, me puse de pie y se acercó a mí.

—Sí, sólo que...

—¿Qué?—Charles tomó mi mano.

No venía al caso.

—Tenía miedo qué llegasen a decirte algo.

Él sonrió.

—No han dicho nada, mi abuela está feliz. Tranquila.

Llevó mi mano hasta sus labios y le dió un beso.

—Todo está bien.

Sonreí.

Para él que no siente nada, sí, todo está bien.

The Duties Of Royalty ©Where stories live. Discover now