Parte 26

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—Y no acepto un no, como respuesta Eleanor.

Yo tenía que mantenerme constante, jamás debía bajar la guardia y nunca alejarme de lo que este compromiso me traería.

Fue solo una invitación, no creas que él volverá a ser como antes, ¿Yo debía cambiar? ¿Que había echo mal?

Deja de esforzarte Eleanor, deja de esforzarte e inventar que algo le ha desagradado o está molesto con una acción tuya; él solo te ve como una compañera, y no compañera de vida. Solamente eres la que le ha sido asignada para estar a su lado en estos primeros años, cuándo esté cerca de la corona tú ya no estarás en esta familia, trata de olvidarte de los sentimientos hacía el, esto solo es un trato, un deber que como heredero tiene que asumir y tú como excelencia de hija tuviste que acceder.

Los comentarios eran positivos, el pueblo mostraba más interés en sus monarcas, en sus futuras generaciones y en sí el príncipe llegaría pronto a casarse. La reina estaba maravillada, tener una buena respuesta de su gente era pilar fundamental para que su nación avanzase. Ya había escuchado que el gabinete estaba maravillado por la situación de Londres en estos momentos, y pensándolo bien creo que eso me mantenía un poco de pie, sin rendirme pues esto cada vez era martirizante.

Y de verdad es martirizante que él sea tan distante conmigo, es lastimoso ver como soy un cero a la izquierda para él, pero es más difícil cuándo no puedo contárselo a nadie.

¿Por qué no podemos elegir de quién enamorarnos?

Cerré la puerta de mi habitación y me encaminé hasta la entrada de palacio, son las ocho y se que llegaremos a tiempo por lo tanto no me apresuro.

Hadley aparece en mi camino, pronto ella me ve pero yo sigo mi camino dejándola detrás, no digo nada, ella tampoco lo hace, lleva un vestido hasta el suelo, suponía que iría a la cena, como también suponía que Dexter la acompañaría y eso no me tenía nada preocupada, él podía estar con quién quisiese, pero no podía tenerle cerca mientras Hadley tuviese poder en él.

Cada uno escoge de quién ser prisionero.

—Su alteza—una mucama apareció frente a mí— el príncipe me había mandado a llamarla.

—Muchas gracias, creo que me he apresurado.

Ella sonrió e hizo una pequeña reverencia para dejarme pasar, yo seguí mi camino, estaba por empezar con los escalones cuando la misma voz sonó.

––¡Su alteza!—dijo tímida.

—¿Sí?

Quedé observándola unos segundos con una sonrisa para no hacerla temerosa.

—Se ve... —estaba miedosa— muy bonita.

Sonreí más.

—El príncipe es muy afortunado.

No sabía que decir, la sonrisa se me quiso esfumar pero no, no sería el momento indicado.

—Gracias—dije cautelosa.

Terminé los escalones y la primera que salió del salón de estar fue Marie, para mi buena suerte Zara y ella asistirían, Zara porque su prometido es miembro y Marie por petición de sus padres. Marie me sonrió, ambas empezamos a dirigirnos a la puerta y no quería girar para ver si Charles ya se allegaba, solamente seguía la conversación observando lo que había frente a mi.

—Nicholas Campbell irá conmigo.

Levanté las cejas y giré a verla con vanidad, eso era más que decir mil palabras, menos mal ella estaba aceptándolo, o al menos quería creer que así lo hacía.

—Solo es mi amigo, además no podría ir sola. Trevor no sé si llegará después y...

—Deja de excusarte—sonreí— es lindo, y no solo me refiero a su rostro, he leído mucho de su familia.

—A veces no siempre son como ellos.

—Pero tiene buenos principios, no tiene que ser una copia exacta, él puede ser mejor.

—Eleanor por favor.

Sonreí.

—Eleanor, es un gusto volver a verte.

Nicholas arribó con Charles, Marie no se ponía para nada nerviosa y es que aunque lo estuviera ella jamás lo expresaría, creo que eso me hacía falta, ser un poco más dura conmigo y dejar de depender por el tipo que tengo a lado. Ellos subieron al primer auto que aparcó, no podía evitar sonreír cada que veía a Marie, sabía que por dentro estaba sintiendo mil y un cosas de las que jamás hablaría. Recién el auto salió de inmediato entró el auto que pensaría que era el que nos llevaría, pero Trevor bajó de ahí, lucia enfadado, me dió una pequeña sonrisa antes de adentrarse, ví a Charles y él ya estaba acercándose al auto para irnos, le eché un vistazo a Trevor que ya estaba subiendo las escaleras del palacio con rapidez, luego subí al auto. No podía creer que la corona os separe de esta manera tan absurda.

—¿Por qué se tratan de esa manera?—pregunté a Charles.

El desvío la vista de la ventanilla y giró a verme.

—No sé a que te refieres.

—Son hermanos.

—Lo he escuchado cientos de veces.

—¿No te sientes mal por lo que tus padres sienten? Ver a sus hijos de esa manera...

—Trevor lo ha buscado, y lo ha conseguido—habló un poco fuerte pero no molesto— Sé que es injusto que por ser el primer hijo tenga más facilidades que él, pero no es algo que yo haya elegido. Aveces sus palabras no son las adecuadas y por ello tampoco me mido al momento de decir las mías. Pero nada resultara agradable sabiendo que ninguno de los dos tiene intenciones buenas.

—Todo esto porqué solamente uno puede ser rey...

—No lo creas así Eleanor, esto no solo tiene que ver con qué yo seré rey y él no. Hay cosas que solo nosotros entenderíamos.

Ellos han estado juntos desde niños, entendía el comportamiento de Trevor y por partes también a Charles, y es cierto que en variabilidad de cosas dan la preferencia a Charles, aunque él no lo haya elegido mentiría si no dijera que mismo el se ha encargado de lucirle la situación, pero a fin de esto solamente ellos saben lo que han pasado para estar de esta manera.

Habíamos llegado, en el camino se me ocurrió pensar que esto sería tranquilo y sin cámaras, pero estaba un poco equivocada. Bajé del auto cuando el chofer abrió la puerta, era el momento de sonreír, la parte dónde veía a Charles hacerlo era lo que más me gustaba. A la par de nosotros, un señor elegante y su esposa se acercaron a nosotros, Charles parecía señor de ochenta años cuando al hablar de negocios se trataba, era realmente bueno. Cuando nos dispusimos a adentrarnos completamente Hadley y Dexter aparecieron, Charles se despidió exactamente en ese momento para después percatarse de ellos, no hizo absolutamente nada y siguió nuestro camino.

Sin antes tomarme de la mano.

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The Duties Of Royalty ©Where stories live. Discover now