Parte 22

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Me limpié las lágrimas y nada más me puse a observar el gran jardín del palacio, sin ninguna facción y sí, me seguía odiando por haber accedido a esto.  No quería ver a nadie, podía esperar cualquier cosa de esta familia pero jamás creí que  madre se comportase de esa manera.

El móvil empezó a vibrar, pero hice caso omiso, seguro era Kate. Este se detuvo y así se mantuvo un rato hasta que nuevamente volvió a hacerlo.

Observe la pantalla extrañada, era un número que no tenía, pero ya se me imaginaba de quién se trataba por lo que antes había leído; tampoco respondí, solo me percaté que pronto todos se reunirían en la mesa para comer y tenía que estar ahí si no quería escuchar a mi madre molesta.

Empecé a caminar, no muy estaba por estos pasillos y me resultaba interesante observar lo que aquí había, mis pasos estaban lentos pues era cierto, no quería llegar a la mesa. Pinturas de la reina Margaret con sus diferentes tiaras estaban colgadas acá, ¿Por qué no están más a la vista? Son imágenes realmente impresionantes. Después empezaban cuadros del mismo tamaño, eran pinturas de los nietos de la reina, siendo tan niños no tenían ni idea de quién se trataba, pero cada cuadro llevaba el nombre de ellos abajo, todas eran imágenes bien echas, el pintor seguramente era el mejor de Inglaterra y aunque cualquiera hacía que te la quedases viendo, un cuadro poco más grande que todos los otros era el que estaba buscando.

"Charles Alexandre Windsor"

Realmente sería lindo que algún día lo viese con la sonrisa que tiene en la pintura, se ve tan libre y tan feliz.

Mejor empezaba a andar.

Llegué a las escaleras y Hadley venía subiendo, para mi suerte no dijo nada y solo siguió. Llegué a la mesa y el apetito no estaba presente, sentía la mirada de Charles y no tenía idea de porqué me veía tanto siendo que antes ni siquiera se molestaba en ser cortes conmigo, ni me veía.

Me retiré de la mesa después de comer, Zara notó que no estaba del todo bien, su caso era difícil pues era la única que cree que en realidad hay amor entre Charles y yo, ¡Por el cielo!

Estaba por entrar a mi habitación cuando Hadley me detuvo.

—Te creí sincera—apareció — supe desde el día que llegaste que no eras nadie buena para estar con Charles.

No quería responder, realmente estaba limitándome a hacer caso a sus comentarios pero no podía quedarme callada.

—¿Y quién es buena para Charles, según tú? ¿Las que tu traes al palacio?

Hadley empezaba a acercarse.

—Deberías respetarlo, tenerle al menos un poco de aprecio por llevarte de la mano diciendo que eres su novia cuando no tienes nada de lo que a él le gusta.

—No estoy faltando a nada para hacer caso a tu comentario y no entiendo a que estás jugando tú, ¿te divierte hacer esto? ¿Tener que fastidiar la vida de los demás para no sentirte tan miserable? Eso no habla muy bien de ti. Si tanto presumes pertenecer a la familia real compórtate como una, con malicia pero con astucia.

—¡Vaya!– empezó a reír— Parece que te estás tomando demasiado pronto el papel de ser reina.

—No sabes lo que dices.

—Ni tú sabes lo que haces. No estás a su altura, no serás reina, no quiero verte como reina y mucho menos como esposa de Charles.

Reí.

—No es lo que tú quieras.

—¿Crees que por ser su prometida ya tienes todo aquí? Nunca serás más que yo mientras estés en estos pasillos, es mi familia, crecí aquí y crecí con él, para Charles todo siempre por delante de ti, porqué no eres mujer para él y no te querrá nunca.

Dolía, sus palabras dolían pero mostrarme sumisa solamente daría de comer a las víboras que rodean la cabeza de esta.

Bufé, y sonreí.

—Ya te lo pregunté Hadley, ¿Quién es mujer para Charles entonces?––ella no respondía— tu abuela lo ha escogido así, y sus razones tendrá––sonreí— la opinión de la reina va por delante, por lo tanto la tuya queda muy atrás. Con permiso.

Y entré a mi habitación.

Menudos momentos que me hacía pasar cada vez que le encontraba, no tenía idea porque se empeñaba en hacerme difíciles los días, desde el primer momento demostró que no podríamos tener algo sano, y aunque siempre creí que Charles no permitiría que los comentarios de ese tipo me llegaran, ya había visto que estaba equivocada, así que ahora tocaba defenderme de todos.

¿Que podría resultar peor?

—Disculpa por entrar sin tocar—el ruido de la puerta me hizo girar— no, no eh, Eleanor

Zara estaba nerviosa, y yo también. ¿Lo había escuchado? Su rostro era serio, como casi nunca.

—¿Que te pasa?—pregunté.

—Quiero pensar que es una incoherencia más de Hadley—se llevo las manos a la cabeza— Segundos después que te levantaste de la mesa yo hice lo mismo para seguirte porque sé que no estás bien.

Mierda.

—Tu conversación con Hadley me detuvo al girar y escuché casi todo... pero sé que ella es impulsiva pero no soy estúpida y sé a lo que se refería.

No sabía que tanto le afectaría esto a Zara, ella fue la primera en recibirme bien, hacerme sentir en casa y siempre iba estar agradecida con ella por eso, sin embargo su buen recibimiento fue por la misma ilusión que la llevaba a pensar que su primo se había enamorado.

Demostró a cada instante que estaba feliz por nosotros, feliz porqué el había cambiado.

Demostró que era diferente y que es una gran persona, de las pocas que he llegado a querer en estos casi dos meses.

—Por favor dime que lo tuyo con Charles no es una falacia.

No sabía cuanto le afectaría a ella o cuanto me afectaría a mí. Pero ya no seguiré mintiéndole.

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The Duties Of Royalty ©Where stories live. Discover now