Parte 38

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Después de casi tres meses desde que llegué, después de dos meses de atrasar la fiesta de compromiso esto por fin estaba sucediendo. Esto era de una magnitud mayor a lo que fue el compromiso de Zara y la razón ya la conocemos, un futuro rey no se compromete cada diez años. Me impresionó la manera que manejaban las fechas, a su antojo y a su conveniencia no era algo para asombrarse.

Tener a Little Jacques–como Zara lo llama–este día fue bastante agradable, es un niño sí, bueno ya empieza alejarse de eso. Sus palabras eran las que necesitaba escuchar para hacer como si nada estuviese pasando aunque en realidad esta pasando de todo. Eric por su parte es una persona muy parecida a su hermanito, pero con obviamente más seriedad, me transmitían algo que no sentía desde que conocí a Zara, sentía tranquilidad y que con este poquísimo tiempo podía confiar en ellos.

Tuve que alejarme cuando un sirviente llegó a decirme que Charles había vuelto y tenía que estar con él porqué mi padre así lo había dispuesto y ordenado. Sentía nuevamente incomodidad, sentía como un nudo en la garganta se me formaba, como me irradiaba la rabia por ser tan ingenua, tan estúpida, por dejar que su rostro, su voz, sus manos me cegaran al creer que podía sentir algo por mi, me daba rabia saber que esto me afectaba enormemente.

—Vengo a advertirte antes de que te encuentres la escena que hay después de esa puerta—Zara apareció.

—Mi día marchaba bien.

—Quiero hacer todo lo posible porque siga siendo así.

—¿Quién está ahí?—sonreí poco desanimada esperando cualquier respuesta.

Ví la puerta y nuevamente empezaba a sentir miedo de todo, por un segundo quise regresar con Eric y Zara; pero este era mi deber.

Tiana.

¿Que era peor?

¿Lo que había pasado en la media noche o ver a Charles con su ex, otra vez? Antes ya lo había visto con su compañía, ya sabía de ella, la fiesta de compromiso de Zara; los comentarios de algunos me dejaron más claro que si había alguien a quién Charles quiso más que a Ashley Copper, fue a Tiana Ferguson. Esto ya lo había sufrido de manera neutra.

—¿Es todo?—pregunté.

—Sé que tú no sientes nada por Charles pero...—Zara sonrió— vamos, casi siempre no sentiremos un poco intimidadas o competitivas cuando hablaremos con la ex de nuestra pareja la primera vez.

—Casi siempre—dije para empezar a andar— No cuando no es tu pareja realmente.

Zara solo sonrió y se fue.

Ojalá yo pudiese creerme eso, no es sentirme competitiva, no cuando veré a una mujer que pudo hacer que Charles la amase.

Levanta la cara Eleanor, si él esta bien; tú también puedes.

La puerta se abrió, estaban sentados y Clarisse estaba ahí a lado de su hijo, Charles desvió su mirada mientras que Tiana no dejo de verme para después ponerse de pie, saludarme y felicitarme. Me admiraba por poder sonreír tanto, por ser tan hipócrita conmigo misma.

Charles se sentó a mi lado y por primera vez no sentí que su acción lo hacía para demostrarme algo o estar cerca de mí, entre tanta mierda me sentía bien por eso. Empezaba a ver las cosas como realmente eran. La conversación era no muy interesante, ella se despidió después que embajadores de Grecia habían arribado y nosotros teníamos que estar ahí, sonriendo como la feliz pareja que somos. Varías personas arribaban hoy, parecía una simple fiesta pero es una manera de forjar lazos entre reinos y gobiernos, líderes, magnates y reyes. Recibíamos buenos deseos y mi único deseo ahora era salir de aquí.

Después de muchos años dos personas herederas tan jóvenes deciden casarse, que grato que el amor real llegué temprano.

Cuándo la reina empezó a encargarse y las visitas para saludar dejaron de llegar, fui la primera en alejarme de Charles sin buscar el más mínimo pretexto para tenerle cerca, costaba y era doloroso porqué aunque no fue lo que dijimos; éramos nuevamente dos personas empezando a conocerse. Agradecí que en ese momento Zara apareciera.

—¿Que tal todo, futura señora Windsor?

—¿Cómo te sentías el día que tú estuviste en mi lugar?

Ella sonrió y desvió la mirada.

—Me sentía feliz, afortunada... emocionada y...

Se detuvo, puso su mano en mi mejilla...

—Y lamento que en un día tan especial como mañana tengas que pasarlo de esta manera.

Levanté mis ojos y la ví, sonreí.

—Todo está bien, solo estoy un poco desconcertada.

Créetelo.

—Justamente por ello, pensamos que podríamos ir a comer fuera de aquí—dijo— mi abuela está enfocada en otras cosas, Eric pensó que te agradaría la idea.

—¡Sí! Si no hay inconveniente me encantaría.

—Él ahora buscará a Charles para saludarlo, no se han visto. En unos minutos estaremos yendo.

Ví mi ropa.

—Iré a cambiarme, necesito algo menos formal y más cómodo. No tardaré.

Zara asintió y ambas nos alejamos, me dirigía a mi habitación, pero era casi imposible no pensar en él cuándo no hablaba con nadie, se apoderaba de mi mente y empezaba a fastidiarme. Antes de llegar a mi habitación pasé por el lugar exacto dónde nos besamos, dónde creí que todo podría ser como me lo imaginé.

¿Vaya caída, no?

Nadie falla cuándo dice que nuestro peor enemigo es nuestra propia mente; por las expectativas que se forma o la manera en que nos recuerda cosas que nos lastima frecuentemente.  

Entrar a mi habitación se sentía como los primeros días y me sentía ansiosa porque las noches podrían volver a ser como antes, no sabía si era tonta por empezar enamorarme sin razón o por pensar que podría olvidarlo en unos días.

Creía saber como es Charles Windsor, falle por segunda vez; porqué cuando empezaba a creer que todos se equivocaban al decir que él era insensible, impasible; mi corazón pagó el precio.

He visto ojos azules en demasiadas personas pero a él lo veía diferente, únicos, tocar su mano, sentir su rostro cerca, escuchar su voz susurrándome, verlo en una faceta dónde casi nadie lo conocía me hizo sentir especial, pero eso pasa cuando la ilusión se apodera de la realidad.

Ya había demorado más de lo que pensé, cerré la puerta, empecé a andar, al final de la escalera estaba Zara esperándome a lado de Eric, sonreí para ambos y me apresuré, Zara se adelantó unos metros entrando primero al auto, cuando yo llegué a él Eric me cedió pasar primero un comentario suyo me había echo sonreír y en ese instante ví que Charles estaba subiendo al auto de a lado, mi sonrisa se borraba lentamente, nos vimos unos segundos, más de los necesarios.

—¿Estás bien?—preguntó Eric.

Me lo pensé mucho.

Charles ya me veía con indiferencia, sentía que no era la misma mirada cálida de la que estaba acostumbrada...

—Sí—dije finalmente y entré al auto.

Lo veía y no podía creer que lo seguiría eligiendo mil veces más, este amor nació para dejarlo ir.

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The Duties Of Royalty ©Where stories live. Discover now