Parte 25

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Mi masoquismo me impedía ver la realidad de las cosas y la manera en las que estas estaban realmente sucediendo, la ilusión que hace tiempo me había creado sin duda alguna influía de manera peligrosa.

¿Pero que más hacía?

El corazón es realmente inflexible.

Tenía el miedo brotando por mi cuerpo, el miedo de que todo esto se esté haciendo mayor sin razón alguna como hasta ahora estaba siendo, la emoción era inevitable, y cuándo veía a alguien cerca de él hablando tan pacíficamente era envidiable.

Y es que cuando me sentía bien por estar con él, me desanimaba saber que por compromiso él permanecía, porque se escucha fácil hacer esto, pero no, te desgasta emocionalmente independientemente de la manera en que te encuentres, en mayores casos un matrimonio arreglado es infeliz por el resto de su vida.

Lo peor, es que todo esto tenía que guardármelo.

Nadie sabía que yo había empezado a sentir verdaderas cosas por el príncipe. Posiblemente nadie lo creería siendo que ni yo misma me lo aceptaba.

"No tienes razones para hacerlo"

Me gritaban interiormente.

Las veces que te han dicho de cosas y él nunca ha echo nada por defenderte, las veces que se quedó callado cuándo otros hombres te hacían comentarios estúpidos, la manera en que te trata estando a solas.

Ya eres mierda por el simple echo de estar aquí, haciendo esto.

—Pensé que no bajarías.

—¿Por qué lo pensaste?

—Supuse que no sentías mejoría—dijo Zara.

Negué con la cabeza.

—Todo lo contrario.

Giré la cabeza para ver que Charles estaba ahí, y al parecer también se había demorado para desayunar. El no me había visto por tener la vista en la pantalla de su celular, bajé la mirada y me sentí fuera de lugar.

No sabía cuanto había cambiado mi rostro hasta que Zara habló.

—¿Te sucede algo?

Tarde en responder.

—Supongo que es por lo de hace rato.

—Sí aún te sientes mal, deberíamos llamar a un doctor.

Negué.

—¿Doctor?—sonó la voz gruesa de Charles— ¿Estás bien?—se acercó.

Quién sintiera mi corazón latir tan fuerte.

—Sí, todo esta bien.

Claro.

Zara rodó los ojos.

Charles la vió.

—¿Tu vas a decirme?

—Ella te lo ha dicho, se siente bien—que ironía— supongo que fue el efecto de a...

—No tienes porqué mentirme, sé dónde estuvieron ayer.

—¡¿Se lo dijiste?!

¿Enserio? ¿Yo?

—Zara ¿Tienes idea de quién nos devolvió aquí?

Zara tardó en captar, y luego se llevo las manos a la cara.

Charles sonrió.

—¿Cómo sabías dónde estábamos? Les aclaré a los chóferes que cerraran la boca.

The Duties Of Royalty ©Where stories live. Discover now