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3.- Lucille o Tenessi

Un tiempo después

No me equivoqué con estas personas.
Podía confiar fácilmente en ellos, aun teniendo una venda en los ojos y las manos atadas a mis espaldas.

Realmente no sabía cuánto tiempo había pasado, pero en este tiempo que he estado con ellos Negan me enseñó a usar un arma y practicar puntería. De hecho, hay una frase que nunca olvidaré:

"Tu dedo en el gatillo sólo debe de estar ahí cuando estés segura de disparar. Mientras, mantenlo cerca, pero nunca bajes la guardia."

Y practicamos un buen rato con el arma. Al principio tenía algo de miedo, y sentía que estaba pesada, pero conforme me acostumbraba, se me hacía liviana y fácil de usar. Y en cuanto al cuchillo, Negan fue algo EXAGERADO.
O debería decir Sádico.
Creí que entrenaría con una Diana, como en la que lanzas los dardos y ellos se quedan ahí, pero no. Cortó la cabeza de un caminante, la amarró a un árbol y me dijo que debía atinarle en la frente u ojos. Cualquiera de los dos funcionaba. Luego de unos 6 intentos le di en un ojo, después fue fácil atinarle.

Y mi relación con Lucille fue muy buena. Esa chica se convirtió en la hermana que nunca tuve. ¡Hasta me trenzó todo el cabello! Parecía a Bob Marley con las trenzas así, pero no me quejaba del calor o de andar despeinada.

Mi cumpleaños fue hace un mes, pero no mencioné nada. No era tan importante una fiesta con pastel y toda la cosa, me conformaba con estar viva.

Pero volviendo a la actualidad, Lucille y yo estamos solas en la cabaña, ya que Negan salió a buscar provisiones.
De hecho, ahora se encontraba peinando mi cabello, igual estilo Bob Marley pero más femenino.

-Listo, quedaron geniales -me dijo Lucille terminando de colocar la última goma en la punta de la trenza.

Si tuviera espejo diría lo geniales que habían quedado.

-¿Puedo peinarte yo? -le pregunté sin mirarla.
-¡Claro!

Me coloqué detrás de ella y solté su cabello que se encontraba en una coleta. Tome el primer mechón e iba empezar a peinarlo cuando de repente se escucharon golpes en la puerta.

-Ese no es papá -negué ante su afirmación.
Me puse de pie y me acerqué a la puerta. Los golpes aumentaron y entonces escuche gemidos.
Abrí un poco la cortina y vi caminantes. Muchos caminantes.

-¿Son ellos? -dijo en voz baja.
-Tenemos que salir de aquí.

Tomé mi arma de un cajón de un mueble de madera y la coloqué en su funda atada a mi cintura. Tomé un par de cuchillos y los guarde en mis pantalones.

Me acerqué a Lucille y la subí a mi espalda.
Apenas y cruzamos la puerta de atrás, aquellos come-hombres rompieron las ventanas de enfrente y luego tumbaron la puerta.

Se nota que no comen en días. Si yo no comiera en días y hubiera una gran hamburguesa del otro lado de una puerta también la tiraría.

Intentaba ir rápido, pero Lucille pesaba.

¡Maldigo el día en que tuvieron aquel accidente donde su mamá murió y ella quedó inválida!

Estábamos en el bosque, y la verdad es que no tenía idea a donde ir. Seguí unos pasos más, con aquellas bestias pisando mis talones, hasta que nos topamos con una colina.

-¿Esto puede ser peor? -murmuró Lucille.

¡Hola! Yo soy la que te cargo, se supone que yo debo quejarme.

LA HIJA DE NEGAN; CARL GRIMESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora