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13.- El viaje más largo de mi vida. Lo voy a disfrutar.


No suelo levantarme temprano y eso es un hecho, pero como la ocasión lo amerita aquí estoy parándome mucho antes de que el sol salga.
Entre más rápido salga más pronto llegaré.

Y todo por ti, maldito anciano apestoso chango león.

Conseguí un mapa en la sala de armas y suponiendo que nos encontrábamos lo más alejado de todos lados, Alexandria debería de estar a unos 2000 kilómetros.

¿¡2000 kilómetros!? ¡Voy a morir!

Bueno, no tan así. No sé leer la distancia en los mapas y no creo que esa sea la distancia. A menos de que no esté equivocada.

Qué bueno que me preparé mentalmente.

Repase también algunos puntos que Simon me dio una vez que salimos a caminar por ahí. Dijo que cuando encontrara un río este me llevaría a alguna comunidad o grupo pequeño. Donde hay agua hay personas.
También me dijo que siguiera a un grupo de caminantes, pues a donde ellos iban significaba que había comida, como por ejemplo yo, que soy su comida, pero sólo estaría loca si seguía a los caminantes.

Prefiero el agua.

Por el momento voy por la carretera pegada a la orilla del bosque, el mapa dice que tengo que salir por un camino recto que me alejará del Santuario, después tomar una carretera de varios kilómetros que me llevará a una encrucijada y tomar la pista que me lleve al sur, hacia Alexandria.

Pues es bastante largo el viaje, y la verdad no sé cuánto tardaré, pero siento que en auto hubiera sido más fácil.

Ya debo de sacar mi licencia de conducir.

[...]

Si tuviera un reloj mediría el tiempo que lleva pedaleando, y si tuviera un termómetro sabría cuan caliente tengo las piernas.

Estoy ardiendo.

Y la verdad no quiero parar porque hace una hora, más o menos, pase a un pequeño grupo de caminantes y siento que si me detengo ellos me alcanzarán y seré Tenessi a la parrilla.

Según el mapa, el cual leo mágicamente mientras conduzco la bicicleta, me indica que a unos metros, o eso creo, llegaré a la pista principal; pronto me encontraré con la encrucijada.

Lo bueno de esto es que tendré el mejor trasero de los pocos sobrevivientes que quedan y un bronceado para morirse, aunque lo del bronceado es un poco literal ya que el Sol está en su punto más alto y siento que me cocino como tocino.

Ay Daryl, espero que me ames después de esto.

Creo que debo tomar un descanso.
Poco a poco voy bajando la velocidad hasta parar totalmente, baje de la bicicleta y estiré mis piernas, aunque fue el mayor error que cometí en este día.

-Diablos, mi trasero.

Suspire y saqué el mapa de mi bolsillo. No sé exactamente en qué punto estoy, pero se supone que ya debería de haber pasado la iglesia abandonada que se ve junto a la carretera.

¿Me perdí?

Comencé a caminar por la dirección en la que voy con la bicicleta a un lado y mi mochila en mi espalda. Tomé un pequeño atajo por el bosque para no ponerme como carbón.
Seguí por ahí un buen y me tope finalmente con la iglesia, eso significaba que me faltaba poco para la encrucijada.

Y tras caminar y caminar finalmente llegué ala carretera con forma de Y.
¡Ya llegué a la pista!

Me dejé caer en el pasto, el cual estaba fresco, y me recosté boca arriba. Mi momento de descansar un poco es ahora y debo de aprovecharlo. Aunque no debo de descansar demasiado ya que se me hará tarde y no quiero perder demasiado tiempo aquí, no quiero andar sola por la noche. Y no me conviene, pues como la mensa que soy olvidé empacar una linterna.

LA HIJA DE NEGAN; CARL GRIMESWhere stories live. Discover now