cap 32

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La vida no podía ser más perfecta que el momento que estaba viviendo en esos días. Eso pensaba Camila mientras miraba como el viento del otoño se llevaba algunas hojas secas caídas de los árboles y los empleados intentaban recogerlas.

- Así eres tú, mi amor -se dijo a ella misma, recordando a su novia.

Si, así veía ella a Lauren: un alma libre e imposible de alcanzar, sonrió.Otro pensamiento invadió su mente, reemplazando la sonrisa de su rostro por una expresión pensativa. El padre de Lauren. Si tan solo Michael las entendiera. Tal vez si comprendiera cuán profundo era el amor que ella sentía por su adorada hija, estaba segura que si supiera cuánto amaba a Lauren se la confiaría sin temor. Nunca sería capaz de hacerle daño a su niña, jamás. Se lo haría a ella misma antes que hacer derramar una sola lágrima a Lauren. Suspiró. Si solo pudieran conseguir la aprobación de Michael, todo sería completamente perfecto. No le gustaba saber que su niña y su suegro estaban disgustados. Quería que Lauren tuviera lo mismo que ella tenía: la compresión y apoyo de sus padres.

- Ojala pudiera hacer algo para ayudarte un poco, amor.

Otro suspiro acompañado de una sonrisa. Bueno, tal vez la aprobación de Michael viniera con el tiempo. Quizás cuando le dieran un nieto, aunque esperaba que fuera antes de eso. Rió para ella misma, pues al parecer esa idea le estaba atrayendo más que nunca. Pensaba en lo maravilloso que sería tener un bebé de Lauren...con esos ojitos...con ese color de piel...esa sonrisa...una pequeña vida...un ser que en sus venas llevará la sangre de su niña y la de ella corriendo juntas. Se tocó el vientre vacío.

- Creciendo dentro de mí...

Sería maravilloso, pensó.

Fue el sonido de su nuevo celular repicando, debido al vibrador, sobre su escritorio lo que trajo de vuelta a Camila. Al percatarse de que es lo que sucedía corrió para contestar:

- Bueno?

- Hola Camila, habla David.

- Hola! Qué tal? Como estas?

- Bueno, no tan bien como quisiera...

- Qué sucede? –algo preocupada.

- Estás desocupada en este momento?

- Si, hoy no doy consulta.

- Están tus padres en casa?

- A qué viene eso?

- Me gustaría hablar en privado contigo.

- Es tan importante?

- Sumamente importante y urgente.

- Ellos no están. Sabes que papá debe estar en su oficina y mamá en casa de mi tía.

- Sí, claro. Entonces puedo pasar por tu casa en estos momentos?

- Sí, claro. Pero no me puedes decir que sucede? Me dejas preocupada.

- Llego en unos minutos. Hasta luego.

- Ok –colgó-. Que se trae?

Cuando oyó desde su estudio, quince minutos después, el ruido del motor de un auto entrar a su casa supo que al fin David había llegado. Así que solo fue cuestión de minutos para que lo viera entrar por la puerta de su estudio guiado por una de las empleadas. Se saludaron y pasaron a tomar asiento.

- Me dejaste algo preocupada con tu llamada David. Dime que sucede? –dijo Camila sentándose en uno de los cómodos muebles de su estudio.

Amarte asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora