"La Sonrisa Es Mía, Pero La Causa Eres Tú"

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—Entonces, ¿Vamos? — Yang había esperado a que fueran al menos las 3:30 de la tarde llegarían al lugar a las 4, perfecto para tomar onces.

—¿En qué vamos a ir? — pregunta la fauno del gato levantando la mirada de su libro, la rubia se lo piensa y comienza a sonreír nerviosa, cómo no había pensado en eso

—Eh... Bueno... Pedí una moto pero aún no me ha llegado... Y todavía no he contratado a ningún conductor... — la pelinegra levanta una ceja y cierra el libro tras dar un suspiro.

—Llamaré a Sun— responde sacando su celular y marcando un número, a los 10 minutos la limo ya está aparcada al frente

—¿No tienes algo menos modesto? — pregunta la de ojos morados divertida

—Una moto, pero no acostumbro a viajar con otros— dice la oji-ambar caminando hacia la puerta, la más alta se gira hacia el sofá donde su hermana está jugando en su celular, se acerca a ella y le despeluca el cabello.

—Ya vuelvo Sis— la menor ríe y la mira, primero a ella y después a la fauno del gato que está saliendo por la puerta

—Sé que dices que no quieres nada, pero a mi me parece que es diferente esta vez... Pero depende de ti darte cuenta... —  la mayor aparta la mirada confundida, después sin decir nada pero pensativa se retira corriendo detrás de su cita, se había colocado un jean negro, tenis negros con rayas blancas, camisa negra y encima un buzo rojo.

Sun ya está esperando para abriles la puerta, la rubia le dice el nombre del lugar al oído y el fauno del mono parece algo confundido por la petición.

—¿Puedo saber la razón? — pregunta el chico mirándolas por el espejo, Yang mira a la pelinegra pero esta solo observa por la ventana

—Perdió una apuesta... — responde algo desanimada, pareciera que estuviera obligando a Blake hacer eso, pero no, tiene la oportunidad perfecta y no la va a desaprovechar

Cuando llegan, el rubio les abre las puertas y cuando ambas están frente al lugar las orejas de la más baja se levantan con sorpresa.

—¿Te gusta? — pregunta la rubia con una sonrisa, la cara de la pelinegra mezcla confusión y felicidad.

—¿Cómo supiste que este es uno de mis lugares favoritos? — cuestiona la más baja entrando en el lugar, Yang hace una pose de triunfo, un punto para ella.

—Siempre conocer a tu objetivo, es mi lema— dice como si nada, una sonrisa divertida adorna la cara de la joven Belladona, Yang tal vez debería llevarle algo a la Ice Queen como muestra de su agradecimiento.

Son guiadas a la zona reservada y libre de paparazis por una joven de cabello oscuro y ojos verdes, ambas chicas hacen sus pedidos.

—Weiss me dijo que mañana tenían una reunión, ¿Cuánto dura? — pregunta la rubia rompiendo el silencioso ambiente.

—Suponemos que toda la mañana y si Jacques Schnee decide incluir el almuerzo probablemente hasta tarde— responde con una mueca, Yang la entiende, las entrevistas en algunas ocasiones suelen ser algo abrumadoras y agotadoras.

—Respecto a tus padres, ¿Saben la doble vida que llevas? — es una pregunta que siempre le había dado curiosidad, incluso se pregunta si el padre de Weiss lo sabe.

—No en realidad... Saben que manejo motos y que normalmente lo hago rompiendo el limite de velocidad — responde la fauno del gato pensativa —Pero se preocupan demasiado ya con eso, no quiero saber como se pondrán si les digo que participo en carreras ilegales— suspira y sacude suavemente su cabeza — Y hablando de eso, ¿Decías algo de una moto? —

Rwby sobre ruedas Where stories live. Discover now