"La Esperanza Es Lo Último Que Se Pierde"

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— Te ayudo— hace un día volvieron a la mansión y las actividades que antes la rubia hacía con naturalidad ahora la sacan de casillas.

— No es necesario, ¡Yo puedo! — exclama Yang mordiendo la manga de su camisa para sacársela, se la había puesto al revés.

— De seguro que si, pero yo puedo acelerar el proceso — comenta Blake con los brazos cruzados, no recibe respuesta hasta pasados 2 minutos cuando la mayor se rinde.

— Bien... — murmura quedándose quieta y dejando que con cuidado la fauno le saque los brazos y voltee la prenda, se queda en silencio durante un tiempo.

— Extrañaba nuestro hogar... — susurra Blake sosteniendo la camisa contra su pecho, mira el cuerpo de su novia, a pesar de 6 semanas de quietud su cuerpo parece no darse cuenta y aún si lo hiciera a sus ojos siempre sería hermoso.

— Yo también... La monotonía nunca ha sido lo mío... — la pelinegra sonríe y pasa sus dedos por el abdomen de la chica, la piel se contrae donde toca y Yang cierra los ojos disfrutando de la sensación, los escalofríos recorriendo su cuerpo.

— Te extrañaba a ti... — la fauno levanta la cabeza sin dejar de recorrer el torso de su compañera con la mano, sus ojos se encuentra con ese hermoso color morado.

— Te amo Blake... — Yang acaricia con su mano la cara de la chica y acomoda un mechón negro detrás de su oreja — Por ti lo daría todo... — se inclina hacia delante y cierra los ojos mientras la besa con cariño.

— Yo también te amo... — Blake pasa sus dos brazos por el cuello de la rubia enredando sus dedos en el sedoso cabello, siente una mano en la cintura que la empuja hacia adelante eliminando la distancia entre sus cuerpos.

Blake camina hacia adelante mientras su novia retrocede hasta sentarse en el borde de la cama, la fauno se sube a horcajadas sin separar sus labios, siente la lengua de la rubia entrar en su boca y deja escapar un suspiro.

Con su brazo izquierdo Yang intenta quitarle la camisa pero la pelinegra tiene que separarse y ayudarla por la falta de coordinación.

Se tumban dejando a Blake encima y una avergonzada Yang abajo, la peli-negra se inclina al oído de la chica.

— Parece que está vez seré yo quien comerá bien — dice seductoramente mientras muerde el lóbulo de la oreja con lentitud.

—Agh... So... Solo espera... — habla Yang entrecortadamente, su pecho subiendo y bajando con rapidez — Cuando... Pueda mover mi brazo... Te arrepentirás de tus palabras... — no puede hablar más, siente como los dientes de la fauno se clavan en su cuello mandando una punzada de placer por su cuerpo.

— Por ahora disfrutaré el momento —la peli-negra sonríe y entrelaza su mano con la de su novia mientras comienza a bajar los besos y a desabrochar el sostén de su compañera.

*Ding, Dong*

El timbre de la mansión invade todas las habitaciones y la rubia mira la ventana, no espera visita y tampoco ninguna de sus compañeras. Vuelve a concentrarse en lo que hace cuando una enojada Blake muerde uno de sus pechos y la obliga a arquear la espalda.

— Estoy aquí — dice la fauno agachando las orejas, Yang ríe nerviosa y pasa saliva, sabe que una Blake brava no es buena señal.

Su pantalón desaparece y la pelinegra vuelve a los labios de su amada mientras su mano se desliza por el abdomen de la contraria bajando peligrosamente.

— ¡¡I BURN!! ¡CANT HOLD ME NOWWWWWWW! — el teléfono de Yang comienza a vibrar sobre la mesita de noche, frunce el ceño en medio del beso intentando ignorar el tono, pero es algo difícil con esa canción.

Rwby sobre ruedas Where stories live. Discover now