Capitulo 1

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Era de noche, a su señor siempre le había gustado llamar a sus seguidores de noche, Draco lo detestaba, pero aun así estaba ahí, en el salón principal de la que antes era su casa, con la cabeza y mirada hacia abajo como una señal más de lo bajo que los Malfoy habían caído.

Observo la oscura alfombra como si esta fuera la más interesante cosa de toda la habitación, nervioso y a la expectativa, temiendo lo peor, conociendo a su Señor el tener que ir a torturar muggles y hacerle la vida imposible a los de la orden no era prueba suficiente de su lealtad, en especial después de la metida de pata que había tenido su padre con respecto a lo de la profecía de Potter. Incluso si lo tenía ahí a la expectativa de que le haría hacer para demostrar su lealtad, Draco no podía culparle de dudar de él; desde de que su padre fuera enviado a Azkaban lo único que su madre y él podían sentir hacia ese mago oscuro era miedo. Y aunque Draco pudiera jurar que nunca en su vida había sentido tanto miedo como en aquella ocasión, Voldemort siempre lograba superar sus estándares.

Que no haya rescatado a su padre de Azkaban se sintió como una amenaza indirecta a su familia, el miedo que sintió en ese momento no fue nada contra el miedo paralizante que experimento al tener que aceptar una misión suicida, la cual fue la amenaza directa de que los Malfoy solo servirían como ejemplo de lo que no se debía hacer.

En especial cuando falló y creyó que nada podía ir peor, que era el fin, que ningún sacrificio suyo o de su padre los salvaría de la ira de su señor. Al final nada había valido la pena.

El miedo era una constante en la vida de muchos desde que la segunda guerra mágica estaba a la vuelta de la esquina y estaba seguro que la mayoría de los seguidores del señor tenebroso estaban ahí por miedo.

Él era uno de ellos, en especial los meses anteriores a la audiencia en la que ahora se encontraba, llenos de angustiosa expectación, en espera del inminente castigo, creyendo que cada día sería el último. Así que cuando fue mandado a llamar casi se sintió aliviado, claro que estando en frente de ese temible ser nadie podía sentirse realmente aliviado, (excepto, su loca tía Bellatrix).

—Ah Draco, me alegra que hayas acudido tan rápido, ven acércate. — Dijo con su sibilante voz de serpiente.

El rubio no tuvo de otra más que hacerle caso dejando de ver la alfombra para observar las paredes donde antes estaban los cuadros de sus antepasados y los floreros donde su madre colocaba las flores que su padre le regalaba, todos esos recuerdos felices manchados con su oscuro presente.

—Asumo que sabes por qué te he mandado a llamar el día de hoy, requiero de tu... cooperación con un asunto de vital importancia. — Hablo de forma pausada y susurrante provocándole escalofríos a todos los presentes en la habitación. —He hallado la forma de deshacerme por fin del obstáculo que supone Harry Potter.

— ¿Qué requiere que haga mi Lord? — Draco se sorprendió de lo firme que sonaba su voz.

La sonrisa que se extendió por la cara del señor tenebroso era tan maliciosa y perversa que temió lo peor, sintiendo ese familiar malestar en el estómago que le revolvía las tripas y hacía que sudaran sus manos, señal de que su umbral del miedo estaba a punto de ampliar sus horizontes.

—Simple Joven Draco, requiero que cargues en tu interior al heredero de Harry Potter.

Dicho en ese tono tan seseante, Draco incluso quiso creer que le estaban tomando el pelo. Si no supiera con quien estaba hablando habría soltado la carcajada incrédula que tenía atorada en la garganta, incluso se atrevió a mirar a los ojos de su Señor para saber si hablaba totalmente en serio. Desvió la mirada a los pocos segundos, en esos dos pozos rojos no había ninguna señal de duda.

Iba a negarse, claro que iba a negarse. No podía, era imposible, aun siendo magos había limites, además, tenía 17 años, era demasiado joven para joder su vida de esa manera. Nunca pensó en tener hijos, a pesar de ser consciente de que como sangre pura debía tener un heredero antes de los 35. La peor parte es que sería un engendro de Potter ni más ni menos, de su más grande rival y al ser humano que más detestaba (después de sí mismo).

Volvió a levantar la mirada, pero esta vez para buscar a su padre entre los diez mortifagos que se encontraban atrás de la silla (que parecía más un trono en tonos verde oscuro y negro), cuando lo encontró vio su mirada llena de culpa mientras movía los labios diciendo: "Acepta, Draco, acepta". Y supo que no había forma de zafarse, que no había forma de decir que no y que estaba jodido. Aun así, aun así... Debió tardar más de lo que sería prudente porque cuando se dio cuenta su señor había soltado una pequeña carcajada que sonó más al siseo de una serpiente.

—Tan dispuesto como supuse que estarías. No te preocupes por dar tu negativa, tu padre ya ha accedido por ti. Serás capaz de demostrar el valor que tendrá la familia Malfoy en el nuevo mundo que gobernaré.

Después de esto sintió como alguien le lanzaba un desmaius, la alfombra le pareció varios grados más fría y la borrosa imagen de su padre fue lo último que vio antes de caer en la inconsciencia. 

Su punto débil Harco (m-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora