Capitulo 2

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Se encontró a sí mismo en una mesa grande y gruesa de madera, atado con cuerdas mágicas que lo apretaban más si trataba de moverse. Unas manos sin rostro lo hicieron beber múltiples pociones con burbujas que le quemaban la garganta y que sabían horrible, con colores cristalinos y brillantes. Después de eso hicieron que la cuerda abriera sus cuatro extremidades.

La peor parte vino cuando más manos sin rostro lo sujetaron y hablaron en un idioma parecido al latín pero que él no lograba entender, mientras le abrían el vientre con una daga de plata, y gritaba de dolor, suplicaba que parasen, pero nadie hacia caso; vertían algo rojo parecido a la sangre dentro de él, pero quemaba todo a su paso, y sentía que no podía soportarlo más, cada que quería desmayarse alguien lo despertaba, quería morir que todo parase, pero nadie hacia caso a sus gritos y...

Despertó de un sobresalto como todos los días anteriores, parpadeo tratando de desperezarse para ubicar donde se encontraba y tratar de ponerse alerta. La fría roca y el ambiente a humedad le recordaron que se encontraba en las mazmorras de su mansión, no tenía idea si ya habían pasado tres semanas o tres meses desde que llevaba ahí metido, se sentía como una eternidad, aunque recordaba todo como si hubiera pasado la noche anterior.

Sobre todo, el dolor.

Los primeros días fueron los peores, sintiendo que toda la parte baja de su abdomen era derretida por lava ardiente y se reconstruía poco a poco en una lenta agonía en la que nada dentro de él quedaba como antes, porque su cuerpo no había rechazado el hechizo de magia oscura en el que fue obligado a participar, había funcionado y ahora tenía algo dentro de él. Que crecería y se volvería un ser vivo.

Lo único que quería hacer era morir, pero no lo dejaban, lo alimentaban y lo despertaban o dormían a su antojo, importándoles poco los gritos de dolor que soltaba cuando sentía que la lava seguía en su interior. Se sentía muerto en vida por un agonizante dolor que nunca antes había experimentado.

No había comido nada en días, por haber mordido a su estúpido guardia cuando trato de hacerlo comer, aprovechando de que su señor no se encontraba en casa, lo golpearon y lo dejaron sin comida. Cada vez se encontraba más y más débil a una velocidad que le resultaría incluso alarmante si no estuviera en sus planes morirse de una vez por todas.

Cuando sentía que había pasado años (cuatro semanas) en ese agujero sin moverse y creyéndose muerto; escucho los característicos sonidos que se producían al lanzar hechizos de duelo, estaban teniendo una pelea justo arriba de donde él se encontraba. Pronto percibió más sonidos que le confirmaban que se estaba librando una batalla en el primer piso. No supo que sentir, ¿Aún podía sentir al más que dolor? Creía que ya no, moriría pronto, ya fuera por el hambre, el cansancio de que un engendro en su interior consumiera toda su magia y energía o por los invasores del primer piso. Tenía un poco de remordimiento que solo era aliviado al pensar que su madre se encontraba a salvo en Francia.

Oh su adorable madre, quien había huido a Francia junto con Theo, Blaise y las respectivas madres de ambos, él que en ese entonces se encontraba tan desesperado por enorgullecer a su padre, declino furioso la oferta de su madre de huir con ella. Se arrepentía bastante de esa decisión.

Pero ya no tenía ni siquiera fuerzas para autocompadecerse. Cerró los ojos cuando escucho pasos bajando, esperando su tan ansiado final y pidiendo perdón a su madre en silencio.

— ¡Oigan aquí hay un prisionero! —La voz vagamente familiar de un muchacho fue lo último que escucho antes de sumirse en la oscuridad.

*****

Las manos sin rostro vierten algo blanco y viscoso en su abierto vientre mientras recitan el hechizo en ese idioma tan raro, suplica que por piedad se detuvieran porque ya no podía más con el dolor y el ardor, porque sentía esas dos sustancias en su interior que se combinaban con su sangre y que quemaba todo a su paso que no dejaban nada funcional en él, pero no le hacían caso. Lo ahogaban con pociones que le quemaban la garganta y le impedían gritar por clemencia. Le sujetaban con tanta fuerza que dolía donde tocaran, los sentía por todas partes y solo quería que se detuvieran...

Despertó con un sobresalto, ninguna novedad, solo que seguía vivo y no sentía la fría humedad de la mazmorra donde se suponía que pasaría todo el embarazo. Se sintió desorbitado no sabía dónde se encontraba y eso lo asustaba. Las paredes en frente de la suave cama donde se encontraba era de un color crema cálido, las sábanas del mismo color, sin ninguna decoración que pudiera ver, no había muchos indicios de en dónde estaba metido.

Trato de mover algo más que sus ojos, pero ninguna parte de su cuerpo respondía, le costó un esfuerzo sobre humano poder mover su cabeza hacia el lado derecho solo para encontrar una silla que a simple vista era incomoda, ocupada por un moreno cuatro ojos que no le quitaba la vista de encima. Trato de hablar para insultarlo como siempre que se veían, pero su garganta estaba muy seca y sentía que sus cuerdas vocales se habían desintegrado muchas semanas atrás. Así que solo espero la burla ácida del contrario, cosa que tampoco llego.

— ¿Sabes que hablas entre sueños? — La pregunta lo toma con la guardia baja, no sabe que responder o si podrá hacerlo si quiera, al ver la falta de respuesta el otro sigue. —Te encontramos en las mazmorras de tu mansión, con claros síntomas de desnutrición y que tu núcleo de magia se estaba agotando, quiero saber Malfoy, ¿Qué coño te paso?

Tan amable como siempre, Potter, pensó el rubio, aunque ni siquiera se molestó en tratar de comunicárselo.

En su lugar cerro los ojos y espero a que esa alucinación se largarse o en la remota posibilidad de que estuviera en verdad frente al verdadero Harry Potter, que se hartarse y lo dejara solo. No creía poder seguir viéndolo a la cara siendo consciente de la cosa que lo unía al moreno, le daba vergüenza que el contrario supiera lo que había sido obligado a ser.

Escucho que alguien abría la puerta de en frente de la cama donde se encontraba, — ¿Aun no despierta?

—Oh no, ya lo hizo solo está tratando de evitar mis preguntas haciéndose el dormido— Respondió Potter, muy quitado de la pena a la recién llegada.

—Me sorprende que haya podido despertarse tan pronto, joven Malfoy, con lo mal que se veía cuando lo trajeron creí que estaría inconsciente por tres o cuatro días... — dijo la enfermera (lo supo cuando fue obligado por la misma a abrir los ojos) mientras le colocaba la varita enfrente de su pecho para revisarlo, de repente se quedó mortalmente seria — No puede ser...

Draco supo en ese preciso instante que estaba más jodido que cuando iba a morir de hambre en las mazmorras de su mansión. 

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Actualizaré los lunes y viernes. 

Gracias por leer.

Su punto débil Harco (m-preg)Where stories live. Discover now