Epílogo

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**Dibujo feo hecho por mi :3**

Harry dormía plácida y felizmente cuando unos golpes en la puerta seguido del sonido de esta abriéndose lo despertó, escucho los pasos del pequeño intruso acercarse al lado de la cama de Draco.

—¡Es hoy! ¡Es hoy! Papá Dray, despierta—Prácticamente grito la infantil voz de su hijo, Draco gruño y se revolvió en la cama.

El niño no se lo tomó a mal, con lo emocionado que estaba (y que no era la primera vez que pasaba algo así) dio la vuelta y corrió al lado de su cama, Harry levantó los brazos y el pequeño rubio de cuatro años se metió en medio de ellos.

—Buenos días, James— Apretujo un poco a su hijo y este río, Draco a su lado gruño una vez más— Draco hoy es el gran día, incluso nuestro hijo ha venido a despertarnos.

—Ese niño no es mi hijo,— El moreno y el pequeño rieron, conocedores de  lo poco madrugador que era el ojigris.

—Oh vamos Draco, hoy es el gran día. —Sin esperar respuesta, el moreno se dirigió al niño entre sus brazos. —Ve a buscar a tu abuela Narcisa.

El pequeño salió de la cama y prácticamente corrió fuera de la gran habitación. Harry se giró y apartó el cabello de la cara del rubio.

—No puedo creer que tú hijo este más emocionado que tú el día de tu boda.

Draco sonrió y se estiró para besarlo.

—¿Quién dice que no estoy emocionado?

Harry solo rio y se levantó para iniciar el día.

*****

Durante el desayuno Narcisa estuvo hablando sobre los últimos detalles de la ceremonia. La mujer le caía bien, era agradable y trataba a James con verdadero cariño, lo consideraba su nieto a pesar de su poco ortodoxa concepción; el día que lo conoció, cuando volvió de Francia, al final de la guerra, fue el único momento en que Harry había visto llorar a Narcisa en los casi cuatro años de que la conocía.

—Será una pena que Lucius no pueda entregarte Draco, pero me alegra poder hacerlo yo. —Finalizo la rubia su prácticamente monólogo sonriendo con un poco de tristeza hacia su hijo.

Harry tenía que admitir para sus adentros que se alegraba del hecho de que Draco hubiera decidido no esperar a que Lucius Malfoy saliera de Azkaban. Aunque sus razones, cuando le pregunto, fueron cuanto menos extrañas.

—No quiero esperar más, sé que probablemente padre querrá matarme cuando salga de Azkaban y sepa que no estuvo en nuestra unión, y que de una extraña y retorcida forma el hecho de que nos hayamos enamorado fue en parte gracias a él, solo… no quiero esperar más.

Después de todo lo que habían pasado en esos años, con los juicios, las detenciones de los fugitivos (puesto que al final de la batalla no todos se habían entregado como Lucius o pettigrew), todo lo que implicaba ser padres; todo lo habían pasado juntos y Harry comenzaba a conocer cuando no estaba diciendo algo y qué era ese algo. Para el moreno estaba claro que a pesar de haberlo perdonado, no quería que estuviera presente el día de su boda.

Volvió al presente cuando sintió que apretaban su mano.

—Madre, ya lo hablamos, tú entregaras a Harry.

La mujer torció casi imperceptiblemente el gesto y le lanzo a su hijo una mirada de resignación, como si no pudiera creer que estuviera tan mal educado.

Su punto débil Harco (m-preg)Where stories live. Discover now