capitulo 4

21.1K 1.9K 1K
                                    

Sueños más raros había tenido, bueno en realidad no. Pero solo fue un sueño cuando abriera los ojos  estaría con Hermione y Ron buscando los horrocrux; lamentablemente cuando Harry abrió sus ojos no vio a Hermione ni a Ron, más bien vio a una medibruja, a Snape y a Draco Malfoy. 

Bien tal vez no fue del todo un sueño...

—Joder...

*****

—Bien, ahora que el señor Potter a vuelto con nosotros los vivos, es momento de discutir los hechos de forma más racional— Dijo Snape, quien permanecía como siempre imperturbable —Ya dejamos claro que Draco no tiene otra opción que conservar al bebé, puesto que, si interrumpe la gestión en el estado actual de su salud, podría morir, y cuando se recupere lo suficiente la interrupción ya no será viable. 

Hizo una pausa para ver si los presentes entendían como nunca hizo en una de sus clases.

—Pero entendemos que no hay ninguna razón que impulse a que usted, señor Potter, se quede a velar por la salud de ambos. La verdad sea dicha usted podría partir por esa puerta y olvidarse de todo este asunto y no le afectaría en nada. Es aquí donde deber tomar una decisión, señor Potter.

Draco observó estupefacto a su padrino. Se confesó a sí mismo que no había pensado en la posibilidad de que Harry Potter tuviera opción elegir, bien visto era obvio, también era obvio que no se quedaría con él.

Sintió un miedo helado subiendo por su garganta, no daba crédito a su suerte, sacado de las mazmorras de donde estaba destinado a morir renovando sus esperanzas de vivir para nuevamente ser sentenciado a muerte.

Realmente no lo culpaba, eran enemigos jurados, poco y nada le importaría a Potter si él se moría mañana, y como iban las cosas tal vez si lo haría...

—Bien lo haré. 

—¿Qué? 

—Dije que lo haré. No puedo... no puedo dejar que un bebé muera si esta en mis manos evitarlo. 

Bendito complejo de héroe que se carga este imbécil, pensó con alivio Draco ignorando una pequeña punzada en su estomago.  

La cara de su padrino reflejaba levemente el mismo alivio que él, pero no parecía tan convencido. Se dio cuenta de que no lo quería ahí hostigando al pelinegro, sería capaz de lograr que se arrepintiera. 

—Padrino, ¿Podrían dejarnos un momento a solas?— Vio la vacilación en sus movimientos, parecía tener la negativa en la punta de la lengua— Por favor, es importante. 

Frunciendo los labios el pocionista le hace una seña a la mujer a su lado para salir ambos de la habitación.  —Cualquier cosa estaremos en frente de la puerta, solo grita. 

—¿De verdad lo harás?

—Sí, — Escucho que decía el pelinegro en un susurro furioso. —Pero quiero establecer las reglas del juego, Malfoy. Es obvio que no quieres al bebé eso ya lo dejaste claro, así que basta con tus comentarios despectivos para con él y en cuanto termine el embarazo yo me quedo con él y tu puedes perderte por mi no hay problema. 

—Me parece justo. ¿Algo más? 

—Supongo que la Orden te prestara protección mientras estés embarazado. No lo sé algo se me ocurrirá, pero recuerda algo Malfoy, no voy a permitir que le hagas daño a esa pobre criatura en tu vientre, habría hecho lo mismo aunque fuera otra persona la que estuviera en tu lugar. 

Claro que nunca lo habría hecho por mí, pensó con amargura el platinado, pero desecho la idea en cuando llego y asintió dando a entender que había entendido el acuerdo. 

Su punto débil Harco (m-preg)Where stories live. Discover now