capítulo 9

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Algo había cambiado entre ellos después de aquella charla en la madrugada.
Los volvió de cierta forma más cercanos, más íntimos.  Pasaban más tiempo juntos, hablaban y convivían de verdad, no había sentido que eran amigos hasta esos momentos.

Aún así parecía que no era suficiente.

Todo iba bien, eran amigos, amigos de verdad que se preparaban para celebrar navidad, pero cada vez que veía al rubio simplemente sentía que faltaba algo.

Le encantaba observarlo, al principio era de forma subconsciente, pero cuando se dio cuenta de que a veces lo observaba cada que podía no se detuvo, estaba maravillado con lo hermoso que podía verse incluso por las mañanas invernales con el cabello despeinado.

Esa mañana se había despertado antes que el Slytherin, ya había notado que el chico no era muy madrugador, y estaba observando como los rayos del sol (extraños considerando que el día anterior estuvo nevando mucho)  hacían cosas asombrosas en su rubia cabellera, y como un rastro de baba estaba en su mentón, sabía que eso debería resultarle gracioso (el estirado sangre pura babeaba) o asqueroso porque estaba apunto de llenarlo de baba a él al estar acomodado en su pecho, pero solo lo encontraba terriblemente adorable.

Provocaba muchas cosas en él solo verlo dormir y ya no sabía que hacer con eso que sentía, era como una gran estampida de hipogrifos es su estómago, como si su corazón estuviera cayendo en picada por una maniobra en escoba. Nunca se había sentido así.

Esa tarde acorraló a Hermione para preguntarle qué le pasaba, porque Hermione siempre tenía la respuesta, sino o no existía o no paraba hasta encontrarla.

— Mione, creo que alguien me maldijo o algo parecido. — Ella levanta las cejas en señal de sorpresa invitándolo a seguir explicando y eso hace, —Cada que veo a Malfoy siento como si mi estómago se revolviera y mi corazón se acelera y está esta cosa que, no sé cómo explicarlo, pero no puedo dejar de pensar en él.

Contrario a lo que espero, su amiga tenía una expresión de querer aguantar la risa.

— Bueno pues parece que si te han hechizado— Murmuró para si misma la castaña con mucho humor. — Lo que es serio es de lo que quería hablarte, ya sabes que Ron a estado bastante inquieto diciendo que deberíamos estar buscando horrocruxes en lugar de estar encerrados aquí, ya sabes como es, hay que tratar de convencerlo de que es una mala idea.

Lo sabía, Ron era el más inconforme con la situación y que no se quedaría de brazos cruzados esperando. Pero diablos, no había más que hacer no podía sacar a Draco de la casa solo con tres meses y medio de embarazo y no lo iba a dejar solo eso estaba claro, mucho menos en pleno invierno, estaba seguro de que lo convencería de esperar, pero no por mucho tiempo.
Asintió con su cabeza para mostrarse de acuerdo, la castaña se mostró lista para marcharse pero antes, Harry necesitaba saber.

— Y respecto al otro tema...

— Oh Harry piensa un poco, es obvio que te gusta.

Y la chica se fue, dejando a su amigo solo, en estado de shock.

*****

Como supuso, convenció a Ron por muy poco, no sabía cuánto más podría convencerlo, pero ahora otros problemas aclamaban por su atención, como que su amiga creí que le gustaba Draco Malfoy.

Le parecía difícil de creer, es decir le gustaba verlo, si, pero no lo creía suficiente para decir que le gustaba, nunca se había sentido así cuando le gustaba alguien. No, en definitiva Hermione se equivocaba.

Cómo si lo hubiera invocado con sus pensamientos el rubio apareció por un extremo del pasillo donde se encontraba con una gran sonrisa iluminando su rostro y ese suéter flojo que robo de Harry.

Su punto débil Harco (m-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora