Capítulo 6

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Draco Malfoy se sentía confundido, llevaba tres semanas en Grimmauld place, tres semanas tremendamente aburridas y solitarias.

Los pocos adultos que estuvieron en esa casa se habían ido a los dos días de que se instalo, dejándolo con el trío de oro como única compañía, si podía contar su presencia como compañía por supuesto. Si bien se los cruzaba de vez en cuando en el comedor para cenar, ellos pasaban de su presencia.

A la sangre sucia la veía muy seguido en la biblioteca y después de un par de días, ambos se acostumbraron a que el otro no se iba a ir solo porque uno llegó antes a la habitación, pero no sé dirijan la palabra para nada, apenas y se daban una mirada.

Con la comadreja solo compartía miradas de desagrado mutuo y algunas veces insultos que no llegaban a más porque uno no tenía varita y el otro no quería que sus amigos le echarán bronca por atacar a un embarazado.

El único contacto real era con Potter y no era precisamente agradable, despertar prácticamente cada día siendo abrazado de la cintura lo sobresaltaba y los llevaba a discutir y a jurar que pondrían otra cama, cosa que nunca hacían.

Después de la primera semana ahí, empezaron los vómitos y nauseas matutinas, tener que correr al baño varias mañanas por semana estaba matando al rubio. Pero que Potter se levantará tras él y le sostuviera el cabello (que estaba más largo de lo usual y le llegaba casi a los hombros), trazando figuras aleatorias en su espalda con su mano libre y dándole palabras de ánimo, ese era el verdadero suplicio y lo que lo tenía en un extraño conflicto.

Le gustaba ese contacto, después de dos semanas de este no podía seguir negándose lo a sí mismo, vamos incluso que durmieran lo más separados que la cama permitía y amanecieran sumamente cerca le agradaba, pero así como muy a regañadientes estaba aceptando estos hechos a sí mismo también estaba seguro de no lo reconocería ante nadie ni aunque fuera sometido a tortura.

Pero aceptar ese hecho lo hizo sentirse más solo que antes que ya es mucho, porque fuera de esos momentos matutinos el chico lo ignoraba lo que restaba del día, ese hilo de pensamientos le estaba dejando un mal sabor de boca, por lo que dejó de analizar esos sentimientos, más que dispuesto a echarle toda la culpa de al embarazo.

Pensando en eso acaricio de forma inconsciente su vientre que se encontraba ya ligeramente abultado, se encontraba en la biblioteca, solo para variar, pensó con amarga ironía, había desistido de leer el libro que tenía en su regazo al no poder concentrarse.

Sintió frío a pesar de estar cerca de la chimenea y que está se encontraba encendida.
Dejo de acariciar su vientre y se abrazo a si mismo cuando el frío se hizo más fuerte, no se dio cuenta de en que momento empezó a llorar, solo era consciente de que hacía frío y se sentía terriblemente solo, aturdido volteo a los lados buscando un inexistente dementor. No se explicaba porque de repente tenía tanto frío y soledad sin la presencia de una de esas cosas cerca. Siguió llorando sin ganas de nada, cerro solo un instante los ojos...

—¡Malfoy! ¡Joder, Draco despierta!— Es lo primero que un aturdido rubio escucha. No entiende porque la voz se escucha tan desesperada, el sólo cerro los ojos un momento porque llorar lo adormece.

Abre despacio los ojos, lo primero que nota es a Potter casi encima de el con los ojos desorbitados y llenos de preocupación, después nota que ya no está en la biblioteca sino más bien en el salón y que los otros dos miembros del trío dorado se encuentran un par de metros más lejos con idénticas caras de preocupación.

—¿Pero que ha pasado?— Pregunto el rubio aturdido y con voz rasposa como si llevará mucho sin usarla.

—Eso es lo que nosotros queremos saber, cuando Mione entro en la biblioteca parecía que la habitación estaba bajo cero y toda el aura a tu alrededor parecía como si hubiera un dementor cerca y luego ella no pudo despertarte y llorabas y simplemente no despertabas —El moreno frente a el iba aumentando la velocidad al punto en que no estuvo seguro de haber entendido lo último.

Todos se quedaron en silencio parecían más tranquilos por verlo despierto pero la tensión no había abandonado los hombros de ninguno.

—Creo saber lo que sucede—Dice la castaña. —Pasa con las brujas gestantes durante los dos primeros trimestres cuando tienen emociones muy fuertes, las proyectan, por lo general son de felicidad, jubiló, por eso las embarazadas son tan atrayentes. Bueno eso y que son poco frecuentes.

Los tres chicos analizan la información y llegan a conclusiones parecidas casi al mismo tiempo. Pero es el rubio es el primero en reaccionar, se levanta todo lo digno que puede y pone una expresión en blanco mirando a nadie en concreto y con un tono demasiado neutro para ser natural dice que se irá a dormir.

*****

—Les juro que nunca había sentido eso en mi vida, era como estar enfrente de un dementor, pero además de la fría tristeza que transmiten, sentí soledad, tanta soledad. —Cuenta una muy seria Hermione.

—¿Qué quieres decir, Mione?

—Ese era el reflejo de sus emociones, se siente solo, abandonado...

—¿Eso nos interesa por qué...? — Interrumpió el pelirrojo. Ganándose malas miradas de sus amigos, en especial de la única chica que la habitación que siguió explicando como si no hubiera interrumpido.

—Cuando esto pasa en brujas que están gestando pueden perder al bebé, el aura triste que rodea a las chicas es demasiado para el feto y no puede sobrevivir, y en el único caso donde pudo llevarse a termino el bebé nació como un squib y con muchas enfermedades. Hay muy pocos casos de esto por suerte, ya saben con lo difícil que es tener un bebé realmente no hay muchas que se sientan desdichadas.

Los dos chicos analizaron esto en silencio, El moreno se sentía más preocupado de lo que ya estaba, no podía creerlo.

—¿Y como evitamos que llegue a ese punto? No quiero que pierda a la bebé, ni si quiera sé porque se siente así.

—Bueno, realmente no somos una gran compañía. —Dijo un poco avergonzada la chica— En el mejor de los casos nos hemos limitado a ignorarlo.

—Pero Hermione, es Malfoy. No voy a ser amigo suyo ni nada por el estilo, nos odia lo odiamos, no hay más que discutir. —Sentencio el pelirrojo con desagrado.

—Deberíamos intentarlo, Ron. No por Malfoy, por el bebé,— Hablo de forma conciliadora el pelinegro, y viendo que su mejor amigo iba a replicar agrego rápidamente:—Al menos solo ser amables.

—Todos hemos intentado ser amables y el es un condescendiente, si no quiere poner de su parte no es nuestro problema. —Se mantuvo en su punto el chico.

—¿De verdad lo hemos intentado o solo lo estamos tolerando?— Refutó en voz baja la castaña.

Ninguno pudo responder a eso.

Su punto débil Harco (m-preg)Where stories live. Discover now