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Acomode el broche en forma de mariposa en mi cabello riso, sonreí al ver nuevamente el libro sobre la mesita de noche

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Acomode el broche en forma de mariposa en mi cabello riso, sonreí al ver nuevamente el libro sobre la mesita de noche.

No estaba segura de quién lo había dejado en mi habitación, pero tenía a alguien en mente.

El ruido de la puerta me hizo salir pronto de mis pensamientos.

- Adelante - respondí mientras me daba un ultimo vistazo en el espejo.

- Paola esta por llegar mi niña - respondió con una enorme sonrisa Ignacia mientras cruzaba la habitación.

- Entonces debemos bajar enseguida - le devolvi una sonrisa.

- Te ves muy bonita - respondió Ignacia mientras despeinada mis cabellos-. Te luce el blanco.

- Es mo único bonito que aún conservo de mi ropa - me encoji de hombros.

Ambas salimos de mi habitación para bajar las escaleras, Santiago estaba justo a un lado junto a Julian ambos estaban conversando de negocios. Me hice al lado de una de las sillas.

La vista de Santiago se cruzó con la mía, Julian dejo de hablar cuando lo noto distante de la conversación que ambos mantenían y dirigió su vista hacía mí.

Baje mi cabeza mientras me acercaba a la mesa en la que resposaban los bocadillos.

- ¿Puedo ayudarte con algo Ignacia?

Ella negó con la cabeza.

- Ve y siéntate - me dió un leve golpecito en el hombro-. Has de estar cansada por todo lo que organizaste.

- No quiero regresarme allí y que me coman con la mirada - rasque mi nuca.

Ignacia giro su rostro hasta que vio a Santiago y a Julian justo en la esquina.

- No saben disimular que te ves hermosa con ese vestido, dejalos que refresquen el ojo.

- Ignacia..., no vine a que me vieran de esa manera. Es incómodo.

- Tú no te preocupes por nada, sólo de disfrutar la fiesta - me guiño un ojo mientras pasaba de largo dejando los bocadillos en el centro del comedor.

Dios ayúdame a sobrevivir.

Me devolvi a una de las sillas y Santiago se cruzó en mi camino sin darme tiempo de evadirme.

- ¿Te ha gustado? - su pregunta me tomó por sorpresa. ¿Acaso él...

- ¿De que hablas? - finji que no sabía de lo que hablaba.

- El libro que he dejado en tu habitación - sonrío.

- Oh... , si lo es visto. Me ha tomado por sorpresa - aprete mis labios.

- Si quieres otro en especial, puedes pedirmelo.

- Yo..., estoy bien así. Debería regresarme a la mesa.

Almas SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora