-19-

24K 2.1K 367
                                    

Amor, el mundo tiene sus maravillas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Amor, el mundo tiene sus maravillas. Pero tú, tú eres la maravilla de mi mundo.

Delia E.

El dolor incrementó, un espasmo más fuerte que otro vino atravesando mi vientre. Me aferre a mis piernas llorando mientras sentía salir un líquido de entre ellas, no fue sino hasta que pude levantar mi vista que note que se trataba de sangre. Santiago fue el primero en salir de su oficina, sus ojos se centraron en la escena, Ignacia fue la segunda en llegar se acercó a toda prisa hacia mí.

- ¡Luciana! - grito Santiago mientras se arrodillaba a mi lado, sus ojos aún estaban llenos de lágrimas al igual que los míos.

- Dios mío, ¿pero que ha sucedido?

- Ignacia ayúdame por favor, no sé qué me suceda, ¡Auuu.....

Ella solo centro su vista en Santiago mientras le ordenaba que me cargara hasta la habitación.

- Vas a estar bien, solo confía en mi - dijo asustada.

- ¿Qué le pasa? Luciana, amor........ - Santiago me dejo en la cama de la habitación pero apenas podía oír sus voces mezclarse la una con la otra.

- Luciana, mi niña, ¿hace cuánto fue tu ultima regla?- aquella pregunta por parte de Ignacia me hizo un hueco en el corazón.

No podía ser aquello. Me negaba.

- Más de un mes - respondí en apenas un susurro.

- Estas preñada hija, voy a ayudarte - respondió mientras pasaba sus manos por mi frente-. Estas hirviendo en fiebre, ¡Santo cristo, Santiago ve y busca a Fabián rápido, o si no puede ser peor.

Santiago salió a toda prisa de allí mientras me quedaba en compañía de Ignacia.

- Me duele mucho - me queje llevándome las manos al vientre.

- Aguanta mi amor, aguanta por el amor de Dios

- ¡Ah! - grite una vez más aferrándome a las sabanas-. No dejes que nada malo le ocurra...

- Tranquila, voy al baño por una toalla mojada - Ignacia fue hasta allí, rápidamente regreso y puso una toalla fría en mi frente para bajar la fiebre, pero me sentía mal, sentía que me moriría en esa cama.

- Santiago..., Santiago no me cree - dije mientras sostenía la mano de ella fuertemente.

- Tranquila..... todo va estar bien - susurro ella.

- ¡Ah! - volví a tomar mi vientre.

- Dios santo, estas sangrando mucho - la cara de Ignacia palideció-. Estas perdiendo a la criatura.

Parpadee varias veces, sintiendo cansados mis ojos. Escuché un estruendo al abrirse la puerta.

- ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Fabián?

Almas SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora