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El ambiente en la casa no era ya el mismo

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El ambiente en la casa no era ya el mismo.

Lorenza y Julia se habían encargado de que durante su estadía en la hacienda los días tanto para mí como para Santiago no fueron los mismos. No necesitaban palabras para hacérmelo saber, porque sus acciones decían mucho más por ellas.

- Deja eso Luciana - Ignacia me intenta alejar de la cocina una vez más mientras intento ayudarle a picar algunas verduras.

- Es mucho trabajo para ti sola, Paola está ocupada, no me molesta ayudar - me encogí de hombros.

- ¿Olvidas que toda mi vida la he pasado en la cocina? Ya estoy acostumbrada a esto, mejor descansa y siéntate en el comedor.

- Pero Ignacia....

Sentí unos brazos rodearme en ese preciso instante.

- ¿Cómo están mis mujeres preferidas de la casa?- escuche la voz de Santiago cercana a mi cuello. Gire mi rostro y lo encontré detrás mío.

- Has llegado hoy temprano - susurre mientras él sonreía.

- He dejado algunas cosas para mañana - se encogió de hombros.

- Dile a Ignacia que me deje ayudarle.

- La cocina es su territorio y tú quieres ayudar en todo. Es mejor no llevarle la contraria - me dio un beso en la mejilla.

- Porque no quiero que me vean como si fuese una inservible.

- Sé a qué va eso - respondió mientras me zafaba de sus brazos-. Ya hemos hablado de eso.

Pero esta era la realidad, y Santiago tenía que verla. Tanto su madre como su hermana odiaban la idea de que vivieramos bajo el mismo techo.

- ¿Has hablado con Julián? Las vacas necesitan revisión - decidí cambiar rápidamente el tema.

- No, no he hablado con él. Pero lo llamare. De igual manera he quedado con algunos inversionistas para la exportación del próximo mes.

- Sé que no es mi trabajo, pero me he tomado la atribución de hacer un listado de las cosas que los trabajadores necesitan, aquí tienes - entregue aquel papel en sus manos meintras él lo leía.

- Eso está muy bien, me la paso tanto en la procesadora que no he tenido espacio en mi agenda para ello.

- Quizás sea de ayuda. Ya sabes muchas de las mujeres que trabajan contigo tienen hijos y algunos de esos niños no van a la escuela, fue lo que Juancho me dijo. Quizás podamos ayudar en algo.

La figura de Julia estaba justo en la entrada mirando la escena, se acercó tan pronto Santiago se alejó de mí.

- Claro que sería de ayuda Luciana, aunque opino que lo mejor para todos seria si te regresas a la capital y dejas a la familia en paz.

Almas SalvajesWhere stories live. Discover now