13.- Primera Nevada.

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Danhi escuchó voces las primeras horas de la mañana, lo supo porque sonaba la radio en la estación que su madre solía escuchar cuando ella iba de caminó a dejarla a la escuela, pero se escondió entre sus cobijas porque era muy temprano todavía y no quería despertar aún, por lo que volvió a sumirse en sus sueños, donde Shawn le pedía casarse y ella decía que sí sin dudar.

Cuando hubo dormido sus once horas de sueño continuo se levantó perezosamente, buscando sus sandalias de totoro porque ella odiaba pisar el suelo descalza, aquello después de que pisara la popó de su hámster y casi se vomitara por el asco que le había causado aquello.

Caminó lentamente, sin encontrarse a Hajoon en el pasillo ni en la cocina además de no escucharlo en las habitaciones como supuso, se encontró con su desayuno (en realidad pasada la hora incluso del almuerzo) y lo degustó a un lado del balcón, donde afuera se veía un cielo brillante a pesar de que nevase en la madrugada.

Pensando que le habían dejado sola los buscó pero no encontró nada, ningún indicio de que estuvieran allí, buscando la forma de evadir el horario que tenía, porque le tocaba asear la habitación donde se quedaba y como no había sido ocupada tenía una capa de polvo y ella odiaba el polvo tanto como a Hajoon.

Poniéndose su chamarra subió en el escensor y subió las escaleras para detenerse en el invernadero e ingresar buscando el árbol del día anterior.

Encontró la silueta de Hajoon, estaba dándole la espalda completamente concentrado, quitándole las hojas al árbol de cerezo cosas que no alcanzaba a ver.

Se notaba muy concentrado porque con sumo cuidado cortaba las extremidades infectadas y los círculos negros, notó como las puso en una bolsa y tapó las raíces del árbol con una manta roja.

— Me encanta verlo así— murmuraron a su espalda, Danhi se sorprendió y asustada de ser descubierta se encogió en su lugar.

— ¿Que haces aquí?— preguntó ella.

— Debería hacerte la misma pregunta Danhi— replicó suavemente— ahota deberías estar acomodando tus cosas o en tu teléfono.

— Solo quería venir a ver el árbol.

Dojoon asintió, pero la tomó de los hombros alejándola de su novio.

— Si, pero a esta hora él se encarga del invernadero, por lo que prefiero que mantengas distante de él.

— Oppa, me dejaron sola— puchereó, las mejillas sonrosandose por salir del lugar y recibir el aire frío en el rostro.

— Te intenté despertar, pero me pateaste y te volviste a dormir.

La menor enrojeció, pero ahora de vergüenza.

— Debes ser más comprensivo conmigo oppa, debiste poner a Shawn Mendes, eso nunca falla.

Dojoon rió y le empujó suavemente para que caminara.

Ellos bajaron por el ascensor escuchando la tipica tonada y descendieron hasta su piso, Danhi le seguio la callada, siguiendo asombrada de que estuviesen en el piso número 20, además de que su edificio contaba con 29 pisos y un looby además de tener un invernadero.

— Oppa, ¿el invernadero es de Hajoon?— preguntó curiosa.

Él pareció meditarlo.

— Hum… podría decirse que lo es.

En un primer momento le pudo parecer fascinante, pero pensándolo bien eso describía a Hajoon como una persona que tenía muchas cosas que hacer, si cuidaba de un invernadero de dicha magnitud, y por consecuente indicaba que desperdiciaba el tiempo que bien podía usar para su trabajo.

¿Pero qué dices?

Se preguntó Danhi, su trabajo no es real, era obvio que tenía tiempo de sobra.

Un punto menos para Lee Hajoon.

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