18.- Un día tranquilo.

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Dojoon se despertó cuando alguien se acurrucó contra él, Park lo arropó entre sus brazos y depositó un beso sobre su cabello enmarañado, y volvió a cerrar los ojos, pues no quería dormir porque quería disfrutar de ese momento.

Hay momentos en tu vida en los que simplemente la paz te arropa y deja descansar tu alma, donde la tranquilidad se aloja en tu habitación y eleva al cielo porque ninguna carga se posa en tus hombros, así era como se sentía.

Desde días atrás no sentía una paz, por lo que se dejó acurrucar entre el edredón, y agradecer a quien fuera quien había puesto a Hajoon en su vida, porque ahora que estaba allí, a su lado, no se hubiese imaginado que alguna vez lo hubiera logrado.

Porque, ¿Quién conoce al amor de su vida a su edad? Siendo tan jóvenes, gozando la mitad de sus veinte y tan firmes en su camino, nadie lo hubiera pensado, porque es casi imposible, pensó alguna vez.

— ¿Me quieres asfixiar o qué?— Dojoon rió separándose ligeramente para verlo a los ojos y besarlo como era habitual.

— Tal vez lo haga— rió— si es la única manera de tenerte a mi lado, quizás lo considere.

— No sé si debería asustarme o sentirme halagado— bromeó.

— ¿Porqué deberías hacerlo?

— Hummm, no lo sé, ¿quizás porque me querías asfixiar?

— Lo haría besándote, ¿Qué te parece?

— Humm— meditó— tendrás que practicarlo, supongo, aunque eso no deja que sea creepy.

— ¿Qué tiene de creepy el hecho que quiera besarte mucho, mucho?

— Que quieres matarme con eso— respondió— deberías dedicarme algo.

— Lo hago— respondió casi de inmediato, sintiéndose ofendido.— te he dedicado miles de letras de canciones, y te recuerdo que muchas de esas han sido famosas.

— Eres un presumido.—le reprochó,— No recuerdo porqué comenzamos a salir.

Le dio la espalda y escuchó a Dojoon quejarse, él rió porque le gustaba molestarlo con eso.

—Saliste conmigo porque habías dicho que era lindo— replicó.

— Claro que lo eras, además debía tomar la comida como recompensa después de que me lastimaras de gravedad.

— Habías dicho que estabas bien.

— No iba a dejar que vieras mi dignidad en el suelo, junto conmigo.

— Tienes razón.

Hajoon asintió.

— Pero eso no quita el hecho de que hayas caído rendido en mis pies.

— No, porque literalmente caí por tus pies.

— Lo sé, que buena táctica ¿no?

Hajoon lo miró con los ojos entrecerrados.

— Y funcionó.

— Claro que sí, estaba perfectamente calculado— dijo besándolo de nuevo— Todo lo que hago funciona.

Y Hajoon lo golpeó con la almohada.

......

Danhi ese día estaba especialmente irritada, no sabía por qué en realidad, pero no le gustaba estar tanto tiempo lejos de sus papás, en realidad jamás lo había estado.

Estaba aburrida además, ya que no había mucho por hacer allí, que no fuera ese tonto horario que su hermano le había otrogado.

Por un momento reconsideró la idea de volver con la loca señora Lee, pero la deshechó por la barranca porque no había peor castigo que hospedarse en su casa tiempo indefinido.

No tenía muchas opciones en realidad, más que ver algo en el televisor o ver más videos e YouTube, quizás ver el reality de su grupo favorito, otra vez.

Podría ver uno de esos videos donde cocinaban postres e intentar hacer uno con su hermano.

Sí, así de esa manera podría entender a Seungeun, que por lo que le había comentado amaba realizar postres con su madre.

Corrió en busca de una nueva moda de ropa y se puso una sudadera de su pants más cómodo además de atarse el cabello y escribir los ingredientes que necesitaba.

Salió de su habitación encontrándose a Dojoon saliendo de su estudio.

— Oh Danhi, ¿vas a hacer ejercicio?— preguntó sonriente.

Ella negó su cabeza, agitando su coleta de rizos naturales.

— ¿Tienes esto en tu alacena?— señaló los ingredientes en sus notas del teléfono.

Dojoon las leyó y memorizó una pqrte de ellas,— creo que la mayoría sí, solo no tenemos la grenetina y la fruta como tal.

Danhi hizo una mueca que no pasó desapercibida por él, ella no quería hacerlo gastar, pero realmente quería probar aquella tarta de mango.

— Podemos ir al super si gustas— ofreció, notando el brillo en los ojos de su menor, y entonces le dijo que revisara que otra cosa quería para comprarlas de una vez.

Ella acomodó todo en la barra de la cosina, Dojoon agregó lo que ella no encontró y salieron, no sin antes avisarle a Hajoon en caso de que necesitara algo.

Salieron y Danhi por primera vez se sintió conpletamente tranquila.

Sin Hajoon allí, podía tomar sus primeras cartas, solo pensó: que comience el juego.

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