31.- Regreso a casa

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Quizás el regreso fue poco memorable, Seungeun le había cedido el asiento del copiloto para que Hajoon no estuviera incómodo con tener que ir en la parte de atrás cuando debía tener el pie extendido, le había agradecido por ello pues mantenía serio y pensativo cuando iban recogiendo las cosas.

La señora Min había mantenido música de la radio, la cual era tranquila y se mantenía ocupada manejando, Dojoon estaba del lado de la puerta, su hermana seguida de él y del otro lado Seungeun estaba.

Dojoon parecía tranquilo, Danhi por su lado hablaba sin parar, Seungeun deseó que se callara por un minuto, porque ¿quién diría que era tan parlanchina? que le había obligado a sacar los auriculares de su bolso para así poder pensar claramente.

Cuando se detuvieron en el estacionamiento Dojoon despertó a Hajoon y estuvo a su lado, ayudándole a caminar bajó raídamente ayudando a desempacar las cosas de la camioneta de Yoona, quien se despidió con una suave sonrisa.

Al acomodar lo que había ocupado dejó las cosas en el cesto de ropa sucia para que el día siguiente la llevara a la lavandería, y fue donde su novio estaba.

— ¿Te duele algo?— preguntó, Hajoon negó.

Dojoon se acostó a su lado, esperando a que dijera algo.

— ¿Odiaste este plan?

Negó de nuevo.

— Te veo muy apagado, mi amor, dime que te pasa.

Suspiró algo aburrido,— Me siento extraño, nunca había tenido un fin de semana tan malo como cuando nos conocimos.

Dojoon rio entonces, contagiando a su novio.

— ¿Me quieres decir entonces que nuestra relación no se lleva con las montañas?

— Quizá no se lleve muy bien con muchas cosas.

Dojoon se acurrucó a su lado y con cuidado lo abrazó.

— Con los fuegos artificiales, con el tráfico, con las hamburguesas— dijo recordando aquellas anécdotas,— con la nieve.

Y con Danhi, quiso decir, pero no quería tener otra discusión por ella.

— Aigo, debo entonces cuidar más a mi bebé.— imitó el acento que su madre solía hacer para él— Debo quererte más, y apapacharte más, darle más mimos y chu, chu, besarlo cada que pueda.— frotó su frente en el cuello de su novio.— ¿Quieres más besos por parte de tu novio?

Las mejillas de Hajoon se tiñeron, algo apenado por la forma en la que se había pegado Dojoon a su cuerpo, como un koala.

— Quiero que me ames como siempre.— murmuró apenado.

— Lo voy a hacer por el resto de mi vida bebé, todos los días, si, si, al despertar, al dormir, cuando te abrace y cuando te haga mío.

— Aigooo, porque siempre arruinas los momentos bonitos.

— Pero no es feo lo que dije— puchereó— es bonito, cuando te hago el amor es bonito ¿no?

Hajoon desvió la mirada, pues no disfrutaba del arranque sinvergüenza que Dojoon tenía.

— Amo cuando te pones así de rojito mi amor ¿deberíamos ordenar algo por internet? No quiero cocinar.

Y cuando cambiaba los temas de conversación.

— Mañana papás están de vuelta.— Informó Dojoon.

— ¿Es enserio?— su hermano asintió, y ella se permitió ser feliz.— Aigo, iré recogiendo mis cosas,

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