36.- Navidad

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  Las horas habían pasado, la señora Park se mantenía quieta en el marco de su habitación, observando con atención donde su hijo dormía.

— ¿Sabes a qué hora va a venir mi hermano? — se acercó su hija tallando sus ojos, limpiando la saliva que se le había secado al dormir.

Jihyo cerró la puerta, no quería que Danhi lo fuera a despertar y cometiera alguna imprudencia tan temprano.

— No lo sé.— cerró la puerta.

— ¿Que hacías en su habitación? ¿Escondes algo? ¿Un regalo para mí?— emocionada empujó a su madre y abrió la puerta.

Jihyo tiró de su brazo, su mirada seria cayendo sobre su hija.

— Ma-¿Mamá? — Gimió de sorpresa, las manos de su madre apretando con firmeza su brazo.— ¡¿Dojoon está aquí?!— Sonrió grande, sus ojos abriéndose emocionados.

Jihyo suspiró, no sabía cómo explicar lo que había pasado, y prefirió no mencionarlo aún.

— Sí, pero está dormido, así que no quiero que te acerques ni lo molestes hasta que él se despierte solo, ¿entendiste Danhi?

Ella asintió, sintiéndose pequeña bajo los ojos serios de su madre, no le quedó de otra que evitar las ganas de replicar y alejarse junto su madre.

— Por lo mientras necesito que me ayudes a preparar las cosas de la cena, ya casi todo está listo, solo hay que terminar de arreglarlas y podemos continuar con lo que tenemos planeado hacer.

Danhi vio a su madre moverse por la cocina, y prefirió ayudarle.

— ¿Y papá?— Preguntó.

— Fue a comprar algunas cosas que nos hacían falta y a encargar algo para las cosas de la semana.

— Hum.

— ¿Qué es eso omma?— señaló el horno.

— Estoy preparando un pastel— dijo aun acomodando las cosas en sus lugares, limpiando las cosas que había derramado y dejando los cubiertos en el fregadero.

— ¿De arándanos?— preguntó al asomarse por el cristal del horno, su ceño frunciéndose en una fina línea— ni a mí, ni a oppa Dojoon no nos gustan los arándanos mamá.— Reprochó.

Jihyo dejó el trapo de la mesa, algo cansada ya del comportamiento de su hija.

— ¿No puedo hacer un pastel para mí o para tu padre?

— Bu-bueno no, pero-

— Mejor retírate de aquí Danhi y ve a recoger tu habitación.

Ella se marchó con la mandíbula apretada, no quería que su madre le alzara la voz, Jihyo sabía que ella era de sentimientos fáciles de encender, era alguien que se enojaba muy fácilmente, y de igual manera podía llorar.

Sus ojos estaban acuosos pero su ánimo se levantó al ver a su hermano bajar de las escaleras.

— ¡OPPA!

Corrió, abriendo sus brazos, pero el negó.

— Ahorita no Danhi.

Y fue directo con su madre.

**********

Los tres se sentaron en la mesa, sus padres algo preocupados porque parecía que esa navidad no iba a ser como lo esperaban.

— Dojoonie, hijo ¿te gustaría comer un poquito? Compré bulgogi del que te gusta.

Animó Jihyo, el mencionado asintió, alcanzando el plato donde la ternera marinada estaba, sintió su estómago rugir suavemente y se animó a dar un primer bocado.

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