uno.

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01.| LACAYOS VAMPIRO.

      Su cuello estaba manchado en carmesí a medida que la sangre del extraño se deslizaba por su garganta. Música animada resonaba en el interior del club mientras la híbrida rebotaba de arriba a abajo, bailando entre el grupo de humanos. Su oscuro cabello marrón, retorcido en rulos semi-decentes rebotaban sobre sus hombros y caía sobre su espalda mientras sacudía su cabeza antes de detenerse frente a la humana nada suspicaz. La chica la observó por un par de segundos, dándole a Azaelia el tiempo suficiente para mostrar sus colmillos y hundirlos en su garganta.

      Un pequeño jadeó abandonó su garganta mientras Azaelia se mantenía contra la garganta de la mujer, comenzando a drenar a la humana de su sangre. Por un par de segundos, sus manos golpearon a la vampira, pero entonces sus brazos cayeron inertes a sus lados. La vampira colocó una mano sobre su cuello antes de que soltara un sonido seco.

      Azaelia arrojó su cabeza ligeramente hacia atrás mientras lamía sus labios, saboreando la sangre de su última víctima. Miró al suelo, dónde el cuerpo ahora descansaba, antes de encogerse de hombros. Su cuerpo cayó de vuelta en el ritmo de la música, deslizándose y moviéndose de un lado al otro, sus labios separándose y juntándose constantemente mientras cantaba la canción.

      Habían un par de hombres mortales que miraban a la vampira danzar y, por el rabillo de su ojo, ella pudo ver a uno que se le acercaba. Una pequeña sonrisa apareció sobre los labios de Azaelia mientras bailaba, escuchando los pies del hombre golpear el suelo mientras se le acercaba. Cuando se le acercó lo suficiente, Azaelia giró y lo tomó, comenzando a bailar con él antes de unir sus miradas y romper su cuello.

      Sus ojos se posaron en otros dos hombres antes de hechizar a uno para que se quedara quieto mientras ella se alimentaba de él. Él hombre observó cómo la luz de los ojos de su amigo se desvaneció y, entonces, su cuerpo colapsó al suelo del club. Ella estaba a punto de hacer lo mismo con él, pero mientras lo miraba, algo cruzó su mente. Sus ojos se entrecerraron y su sonrisa regresó.

      —Serás mi pequeño esclavo esta noche, cariño. Lo que sea que te diga, lo harás. Y cuando sea el momento adecuado, no me servirás más, ¿de acuerdo?—, el hombro asintió, causando que una pequeña risa de emoción escapara los labios de ella mientras su mano reposaba sobre su nuca —. Bien—, su rostro, entonces, cayó en una expresión seria mientras lo miraba —. Ahora, ve a buscarme una bebida.

      El hombre asistió y se giró, dirigiéndose al bar. Azaelia lo observó por un par de segundos antes de rodar los ojos mientras volvía a girarse hacia el DJ. Comenzó a mover su cabeza al ritmo de la música, y continuando con su baile. Bailó por tanto tiempo como quiso, bebiendo los tragos de alcohol que el humano le traía.

      Pero entonces, el club se volvió demasiado aburrido para ella, Azaelia drenó al hombre de su sangre y dejó su cadáver entre el resto. La vampira se abrió paso entre el grupo de adultos jóvenes intoxicados, llegando a las puertas delanteras del lugar. Ella arrojó su cabello a un lado mientras observaba su celular, golpeando las teclas con sus dedos mientras caminaba por las calles llenas de personas de Nueva York.

      Ella no le prestó atención a aquellos que pasaban a su lado y seguían su camino. Habían algunas personas a las que ella quiso arrancarles la cabeza por chocar con ella. Ésta noche, Azaelia creyó que era una noche bastante activa con veintitrés muertes, cuando ella usualmente apuntaba a veinticinco.

      Volvió a deslizar su teléfono dentro del bolsillo de su chaqueta de cuero, antes de utilizar su velocidad vampírica para volver al departamento en el que estaba viviendo. Azaelia desbloqueó la puerta de su departamento e ingresó al pequeño lugar moderno. Arrojando su chaqueta sobre un sofá y quitándose sus tacones de una patada, Azaelia cruzó el lugar e ingresó a su habitación. La vampira ató su cabello en un moño improvisado, sosteniéndolo con un gancho antes de comenzar a llenar la bañera con agua.

      Las burbujas con esencia a coco cubrieron la bañera y ella se quitó su ropa antes de deslizarse dentro. Posó su cuello contra el borde de la bañera mientras miraba el techo. Inhaló profundamente, antes de entrecerrar los ojos hacia el sonido de su teléfono. Un siseo escapó de entre sus labios mientras se estiraba hasta la mesa pequeña al lado de la bañera y tomaba su teléfono.

      Los ojos de Azaelia recorrieron la pantalla del celular, abriendo el mensaje proveniente de uno de sus lacayos vampiros que había transformado dos meses atrás. Apretando la mandíbula, rápidamente tipeó una respuesta y colocó el aparato de vuelta en la mesa. Cuando volvió a reposar su cuello, Azaelia cerró los ojos y se deslizó debajo del agua.

      Disfrutando el resto de la noche antes de que fuera arruinada por sus viejos amigos.

Survival Instinct: stefan salvatore.Where stories live. Discover now