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25.| TODA ESTA MATANZA.
Azaelia no sabía qué estaba pasando, pero cuando llegó el momento, supo que no era bueno. Los gritos y la sangre derramada sobre las paredes cubría sus orejas, y ella fue rápida para levantarse y salir de la oficina. Tensó su mandíbula, mirando a su alrededor, antes de percatarse que sus amigos habían sido lo suficientemente tontos para ir tras ella y pelear contra Klaus y sus híbridos.
Los ojos de la chica Gilbert viajaron alrededor hasta percatarse que su hermanito era parte de la pelea, y ella quiso estrangular a todos. Fue rápida para cruzar el campo de batalla y tomar a su hermano, antes de llevarlo a la biblioteca. Lo miró atentamente antes de entrecerrar sus ojos.
— ¿Qué mierda está mal con todos ustedes?—, preguntó Azaelia a su hermano mientras lo sostenía entre sus brazos, negando —. Saben que hice todo esto para asegurarme de que Elena viviera, ¿cierto? ¡Te lo dije! Te dije que no los dejaras hacer algo estúpido.
—Lo intenté, ¿crees que no lo hice?—, respondió Jeremy con un tono amargo, señalando la puerta —. Pero sabes lo difícil que es convencer a Elena y a los hermanos Salvatore de no hacer algo. Han hecho tantas cosas que no pude convencerlos de lo contrario, ¿qué te hace creer que podría hacerlo ahora?
—Solo creí que tal vez los envenenarías con verbena y los atraparías por el resto de sus vidas inmortales—, mencionó Azaelia sarcásticamente, rodando los ojos ligeramente. Ella presionó sus labios por un par de segundos mientras miraba a su alrededor, antes de encontrar la mirada de su hermano —. Sé que están haciendo lo que suelen hacer, pero esto no es seguro. No están a salvo aquí. Hice un trato con Klaus, y voy a cumplirlo.
Antes que Jeremy pudiera decirle algo más a su hermana, los ojos de Azaelia se nublaron con el color blanco antes de que ella utilizara su velocidad mejorada para salir de la oficina y unirse a la pelea. Observó el área que la rodeaba antes de separar sus labios y soltar su grito de Banshee. Todos los híbridos y el resto de los vampiros colapsaron al suelo, tapando sus orejas con sus manos. Ella siguió gritando por tanto tiempo como pudo, observando a todos caer al suelo.
La mujer observó a todos, apretando su mandíbula antes de sacudir su cabeza de un lado al otro. Sus ojos entonces aterrizaron sobre el Mikaelson mayor, y ella y Elijah intercambiaron un par de miradas antes de que ella asintiera. El hombre supuso que sabía de qué quería hablar ella, y ella lo llevó de vuelta a la oficina que su hermano usaba. Una vez que ella y Elijah se encontraron en el cuarto, él se paró frente a ella con sus manos guardadas en sus bolsillos, y ella sabía que él no se había liberado de la batalla campal que estaba sucediendo entre sus propias paredes.
—Azaelia—, le habló Elijah con su tono usual —. ¿Qué pasa?
—No quiero todo este derrame de sangre, y sé que no lo quieres tampoco. Así que, ¿por qué no hacemos un trato?—, replicó Azaelia, y observó la pequeña sonrisa escalar sobre sus labios. Sabía que no le creía, y su deseo de formar un acuerdo con él, por lo que fue por qué continuó —. Intenté formar un contrato con tu hermano, pero obviamente no funcionó. Por lo tanto, necesito hacer un trato con un Mikaelson que sabe cómo mantener su palabra.
Elijah bajó sus ojos a sus manos por un par de segundos, antes de volver a mirarla —. Está bien—, aceptó, lamiendo su labio inferior —. ¿Cuáles son los términos?
—Ajustas la correa de tus hermanos, y él conseguirá toda la sangre de doppelgänger que necesite. Iré a Nueva Orleans cada vez que lo necesite, y lo daré sin problemas. Iré sola, sin guardaespaldas—, ofreció Azaelia, observándolo comenzar a contemplar su oferta. No obstante, entonces, ella lo observó dedicarle una sonrisa.
—Aceptó los términos, y me aseguraré de que mi hermano lo acepte, o al menos lo intentaré—, respondió Elijah y ella le dio un pequeño asentimiento —. Ahora, si tus amigos desean irse, sugiero que los saques de aquí. Ahora.
Azaelia le dio un rápido asentimiento a Elijah antes de dirigirse a la oficina y mirar a sus amigos y a Stefan. Todos la miraron por un par de segundos, y ella asintió para que la siguieran. Klaus observó con ira cómo ellos siguieron a Azaelia fuera del lugar. Azaelia sabía que esta no sería la última vez que vería a Klaus Mikaelson, pero eso era todo por el día. Eso sería todo por el momento.
Lo siguiente con lo que debería lidiar eran sus hermanos, amigos, y Stefan. Porque todos ellos debían explicarle algunas cosas.
