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02.| AZAELIA ME ODIA.
No hubo sorpresa cuando el teléfono celular de Azaelia explotó con mensajes por parte de sus viejos conocidos de Mystic Falls. La vampira rodó los ojos mientras arrojaba su teléfono al sofá, antes de caminar hacia la cocina. Abrió el refrigerador y sacó de el una bolsa de sangre, arrancando una punta de la bolsa y comenzando a beberla. Pero cuando comenzó su camino hacia la sala de estar, un pequeño gruñido abandonó sus labios y cambió de dirección hacia la puerta. Tan pronto como la abrió, sus ojos se encontraron con la mirada azul de Caroline Forbes.
La rubia tenía sus manos sobre sus caderas mientras observaba a la vampira frente a ella, dándole una mirada antes de hablar —. ¿En serio, Az? ¿Vuelves a estos malos hábitos?
Azaelia entrecerró los ojos en dirección a Caroline antes de posarse contra el marco de la puerta —. Oh, mi querida Caroline, ¿a qué le debo este disgusto?
—Tú deberías poder responder esa pregunta, Az—, replicó Caroline mientras empujaba a la Gilbert sin emociones para ingresar al departamento. Azaelia presionó sus labios antes de girarse para enfrentarla cara a cara, observando cómo tomaba asiento en su sala de estar. Las dos vampiras se miraron la una a la otra, y ambas supieron que no sería fácil.
La vampira rubia la observó por un par de segundos, y justo cuando Azaelia creyó que iba a responderle, ella usó su velocidad vampírica y le clavó una jeringa con verbena en su garganta. Los labios de Azaelia se separaron en un jadeo mientras comenzaba a ahogarse en la droga que estaba inundando sus venas, y entonces su cuerpo colapsó al suelo.
Caroline alzó su mentón y sus ojos se desviaron a la puerta, donde los dos hermanos Salvatore permanecían de pie, listos para comenzar con su gran plan.
[ANTES]
— ¿Hablas en serio?
El equipo de Mystic Falls estaba reunido en la sala de estar de la residencia Salvatore, observando las noticias de Nueva York. Ninguno podía realmente explicar qué estaba pasando, no hasta que Damon lo descifró. Descifró que era la propia Azaelia Gilbert, que había estado desaparecida por tanto tiempo sin ninguna pista de su paradero. Era razonable esperar lo peor por parte de Azaelia, teniendo en cuenta que la última vez que ella apagó su humanidad, había quemado la casa de su familia y matado a su hermana gemela.
De todo el grupo, Elena era la más cansada de su gemela. Por supuesta, ella amaba a Azaelia con todo su corazón, pero era difícil cuando ella iba y mataba a decenas de personas en una semana. Sabía que debía contarle a su hermano sobre Azaelia, y eso tampoco iba a ir bien.
Stefan ingresó a la sala, sus ojos deteniéndose en los rostros de todos antes de separar sus labios. Los hermanos Salvatore se miraron el uno al otro antes de que un suspiro abandonara sus labios —. ¿Qué sucedió?
—La señorita Azaelia está teniendo otro... cambio de humor—, replicó Caroline, queriendo suavizarlo para que no fuera a dolerle. Pero no lastimó a Stefan, no. Él estaba más molesto que otra cosa al escuchar que la chica a la que amaba había apagado su humanidad y estaba corriendo por las calles de Nueva York. Ella presionó sus labios en una fina línea mientras observaba a Stefan, antes de bajar su cabeza —. Creímos que tal vez tú sabrías qué le estaba pasando.
—No, no lo sé—, respondió Stefan franco, antes de mirar a Elena —. ¿Cómo no notaron que se había ido antes? Creí que habías dicho que Azaelia solo iba a tomar un paseo para aclarar su mente.
—Bueno, aparentemente para ella, aclarar su mente es arrancar la cabeza de inocentes—, contestó Elena, pero se percató de la frialdad en su tono y tomó una respiración profunda. Sacudió su cabeza antes de murmurar una disculpa.
—No tienes que disculparte, Elena. No eres responsable de lo que hace Azaelia—, explicó Bonnie antes de girarse hacia Damon —. ¿Qué vamos a hacer? ¿No fuiste tú el que logró encender su humanidad la última vez?
Damon rió con un tono burlón —. La última vez que me fijé, Azaelia me odia. Así que, eso no funcionará.
—No, fui yo—, aclaró Matt, dando un paso al frente con sus brazos cruzados por sobre su pecho. Sus ojos se desviaron a Damon y lo observó un momento antes de mirar al resto —. Después que Damon me mató, Azaelia se rompió y volvió a encenderla antes de percatarse que tenía el anillo puesto.
—Ya tenemos la solución—, volvió a hablar Damon, señalando a Matt —. Matamos a Matty-azulado frente a ella y hacemos que encienda su humanidad. Boom.
— ¡No, Damon!—, regañó Elena, dándole una mirada a su ex-novio —. No vamos a poner a Matt en peligro para devolverle las emociones a Azaelia.
—Está buscando atención—, replicó Damon —. Pero se está volviendo descuidada.
—Ella nunca fue descuidada—, les recordó Stefan —. La última vez que había apagado su humanidad, la única vez que realmente atacó a alguien fue cuando la amenazaron. Cuando Damon y yo estábamos buscando la cura e intentando encender su humanidad, ella mató a personas. Cuando intentamos ordenarle que no haga algo, ella asesinó. Solo debemos engañarla para que crea que ya no nos importa lo que hace.
—Eso será difícil, ella sabe que nosotros sabemos que está haciendo esto y que seguirá haciéndolo porque puede—, Caroline alzó la voz y, por un par de segundos, ella mantuvo sus labios presionados —. Tal vez solo debemos ir a Nueva York y encender su humanidad.
Todos se miraron el uno al otro por un par de segundos antes de tomar una decisión. Comenzaron a empacar sus cosas para su pequeño viaje a Nueva York, su misión puesta en moción. Necesitaban volver a encender la humanidad de Azaelia Gilbert, y no iban a rendirse hasta recuperar a la vieja Azaelia. Incluso si eso significaba que deberían lastimarla en el proceso.
