diez.

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10.| ESPERA Y MIRA.

      Stefan no estaba completamente seguro de lo que Azaelia iba a hacerle a Kol, pero sabía que debía estar allí para que ella no lo matara. Claro, Stefan ni siquiera sabía si Azaelia Gilbert poseía una estaca de roble blanco. Aunque, de nuevo, había otro par de cosas que no sabía de la vampira. Ella era sigilosa y astuta, y habían cosas que ella estaba más dispuesta a hacer, medidas dispuesta a tomar.

      La Gilbert miró a Stefan, y alzó una ceja al hermano Salvatore menor antes de volver a mirar el cuerpo de Kol. No sabía por qué Stefan era tan estúpido como para quedarse, especialmente cuando él estaba consciente de lo que ella era capaz. Él no sabía que tenía en mente, nadie lo hacía realmente, ni siquiera ella. Eso era lo que le gustaba a ella al ser la carta salvaje. Estaba lista para hacer ciertas cosas, justo como lo había estado cuando era humana, o como la primera vez en que se había transformado.

      Azaelia Gilbert ya no era la chica que solía ser, y todos a su alrededor lo sabían.

      — ¿Cuándo cambiaste?—, cuestionó Stefan de repente, y eso hizo a Azaelia girar, sus ojos encontrándose. Ellos se observaron el uno al otro por un par de segundos, y ella frunció el ceño. Un tiempo después, un resoplido dejó sus labios mientras sacudía su cabeza.

      —No cambié—, le respondió ella, pero Stefan apretó sus labios. La morena lo miró por un par de segundos antes de entrecerrar los ojos —. Stefan, ¿esa chica que solías conocer? ¿Esa chica a la que te estás aferrando? Ella nunca va a volver. La Azaelia Gilbert que conocías murió cuando se volvió un vampiro, cuando descubrí quién soy, y qué estaba destinada a ser. Todos creen que puedo volver a ser quién era con un par de palabras lindas y al volver a encender mi Humanidad, pero no es así.

      Stefan saltó para levantarse, mirándola antes de acercársele. Ambos continuaron mirándose, y él colocó una mano sobre la mejilla de ella, usando su pulgar para acariciarla. Intentó ver si había algún cambio al tocarla tan suavemente, pero no había nada. Él quería que ella mostrara alguna emoción, que le probara que la chica que amaba seguía allí.

      Pero ella tenía razón.

      No importaba cuánto pelearan todos para que ella encendiera su Humanidad o para que volviera a ser como era antes. Era cómo Azaelia seguía. Era su instinto de supervivencia que alejaba a todos y todo, y simplemente la encerraba en sí misma. Incluso si estaba alejando a su familia y amigos, era lo más sencillo para ella. Azaelia había sido jodida demasiadas veces, y Stefan sabía que eso era más fácil. Sabía lo que se sentía perder a todos, y Azaelia ya había perdido demasiado.

      Él se le acercó, y ella pudo sentir su respiración cálida golpear su rostro. Ella entrecerró sus ojos por un par de segundos antes de suavizarlos. Siempre había algo sobre él que la atrapaba, que sacaba lo mejor de ella. Y él lo sabía. Stefan siempre había sido la persona que era capaz de acercársele cuando nadie más podía hacerlo. Incluso cuando ella estuvo en su fase de salir con Damon, fue él quién le llegó y no Damon.

      Azaelia se le acercó más, sus labios separados mientras lo miraba —. No funcionará—, entonces se volvió a alejar, aún observando a Stefan, antes de girarse y caminar hacia el cadáver de Kol. Lo levantó del suelo, y lo arrastró hasta una silla a la que lo ató. Azaelia tomó una daga y la golpeó contra el hombro de Kol mientras volvía a mirar a Stefan —. ¿Vas a ayudarme o a ridiculizarme?

      —No estoy aquí para ridiculizarte—, contestó Stefan, deslizando sus manos en sus bolsillos. Él se le acercó mientras miraba el cuerpo de Mikaelson antes de encontrarse con sus ojos —. ¿Qué estás planeando?

      —Espera y verás—, respondió Azaelia.

      De repente, la puerta de su apartamento fue abierta a la fuerza y un vampiro corrió hasta Azaelia, tomándola por la garganta antes de arrojarla contra la pared más lejana. Stefan estaba preparando para atacar al vampiro, pero entonces él también fue arrojado en la dirección contraria. Una carcajada comenzó a deslizarse de los labios de Azaelia mientras sonreía, levantándose antes de posar sus ojos sobre la persona que ella sabía que iba a atraer.

      Stefan levantó su mentón al mirar a Klaus Mikaelson. El híbrido original estaba de pie en el medio de la habitación, sus ojos entrecerrados sobre Azaelia. La híbrida se le acercó, su sonrisa brillando cada vez más a medida que se le acercaba. Pero Klaus era mayor y más rápido, por lo que cuando se giró hacia ella, él envolvió con facilidad su garganta con su mano nuevamente y la sostuvo.

      — ¿Qué diablos crees que estás haciendo?—, ladró Klaus, pero todo lo que ella hizo fue sonreírle.

      —Hola a ti también, gran lobo malo.

Survival Instinct: stefan salvatore.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin