doce.

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12.| LA PEOR PERSONA.

      —NO, ¡JENNA, NO!—, la voz de Azaelia Gilbert resonó en un grito mientras ella se aferraba a su hermana gemela en un aro de fuego. Las dos doppelgängers observaron a su tía, lágrimas en sus ojos mientras observaban a la nueva mujer. Jenna miró por sobre su hombro a sus dos sobrinas, observando a la Banshee acercarse al anillo a su alrededor, solo para causar que las flamas se alzaran. Un jadeo escapó de sus labios mientras Elena la tomaba y la volvía a acercar a ella.

      —Está bien, chicas—, aseguró Jenna a ambas, dándoles una pequeña sonrisa —. Sé lo que tengo que hacer.

      Ninguna de las chicas sabía exactamente a qué se refería su tía hasta que fue demasiado tarde. Jenna utilizó su recientemente mejorada velocidad para acercarse a la bruja Greta, ferozmente hundiendo sus colmillos en su yugular. Las gemelas se encogieron mientras observaban a su tía comenzar a alimentarse de la bruja que estaba a cargo del ritual, su grito haciendo eco. Pero entonces, Klaus se les acercó y atravesó la espalda de Jenna con una estaca de madera, causando que Elena y Azaelia gritaran. El original alejó a su figura materna de Greta, y la arrojó al suelo. Jenna jadeó en busca de aire cuando Klaus la liberó, alzando su barbilla para mirar a Elena y Azaelia.

      La mayor de las gemelas alzó a Elena y la sostuvo entre sus brazos fuertemente, ambas sosteniéndose la una a la otra en busca de confort mientras Jenna las miraba, rogándoles. Sin embargo, no había nada que ellas pudieran hacer. No había nada que pudieran hacer para salvar a su tía Jenna. Elena lloró contra el agarre de su hermana, y a pesar que estaba luchando en su contra, las lágrimas caían por las mejillas de Azaelia mientras miraba a la única persona que le importaba en su familia además de sus padres, y sus hermanos.

      — ¡Jenna, no!—, lloró Azaelia, captando su atención. Pero con ese intercambio de emociones, las gemelas colapsaron sobre la tierra. La Banshee se arrastró, sin desviar sus ojos de su tía —. Solo apágalo, Jenna. Apágalo. Ya no tendrás miedo.

      Jenna solo tuvo un par de segundos más para observar a las doppelgängers frente a ella, antes que Klaus la girara sobre su espalda y se colocara sobre ella. Elena se acercó a Azaelia y enterró sus uñas en el brazo de su hermana mientras miraban a Klaus observar a su presa. No obstante, las hermanas se percataron que había un vacío en los ojos de Jenna mientras Klaus la observaba, y ellas supieron asumir que Jenna lo había apagado. Se sostuvieron la una a la otra hasta que la sentencia de muerte fue declarada cuando Klaus atravesó el corazón de Jenna con una estaca.

       — ¡No! ¡Jenna!—, las chicas Gilbert gritaron en agonía mientras continuaban llorando —. ¡No! ¡Jenna!

      Azaelia enterró su rostro en el hombro de su hermana, mientras tanto, Klaus vertió la sangre de la vampira en el recipiente. El cuerpo de Jenna, ahora gris y decaído, descansaba sobre el suelo, sus brazos estirados a sus lados. Elena miró a su hermana mientras lloraba, antes de esconderse de todo lo que las rodeaba. Pero Azaelia tenía algo en su interior que la hizo mirar a Jenna, causando que el dolor en su corazón empeorara.

      Un gemido escapó de los labios de Azaelia cuando alzó su mentón, encontrándose a sí misma en la habitación de su departamento. No tenía idea de qué había sucedido mientras descansaba sobre su cama, pero podía sentir el sudor deslizándose por sobre sus cejas. La híbrida miró alrededor, sus ojos entrecerrándose mientras intentaba captar cada detalle posible. Pero cuánto más intentaba descifrar lo que había pasado, más dolor afectaba a su cuerpo. Ella se estiró para tocar su cuello, y jadeó cuando sus dedos se encontraron con la mordida que Klaus había dejado sobre su piel.

      Ella sacudió su cabeza mientras volvía a posar su cabeza sobre la almohada, y entonces supo que no estaba sola. La vampira sin emociones tornó su mentón a un lado para encontrar a Stefan sentado justo al lado de su cama. Ella presionó sus labios juntos mientras lo observaba, alzando una ceja en su dirección antes de que una pequeña carcajada saliera de sus labios mientras asentía.

      —Estoy muriendo—, murmuró Azaelia, y Stefan negó —. Oh, no me des esa mierda, Stefan. Tú y los demás estarán contentos de deshacerse de mí y mí molesto trasero sin emociones. No he sido otra cosa que un problema para ustedes—, ella comenzó a tocer por un rato, antes de sacudir su cabeza una vez más —. No hay nada que hacer.

      —Oye—, habló Stefan mientras descansaba una mano sobre la de ella, y sus ojos cayeron sobre ellas —. Los llamé, y todos están ahí afuera, haciendo exactamente lo que Klaus quiere. Vamos a salvarte, Azaelia.

      — ¿Por qué?—, inquirió Azaelia, murmurando mientras alzaba sus cejas —. Fui la peor con todos ustedes, ¿y ustedes están aquí para salvarme? Si bien lo recuerdo, me alimenté de mi hermana, hice tantas cosas que cualquier persona cuerda se hubiera alejado de mí—, torció su cabeza a un lado mientras lo miraba —. Pero no tú. ¿Por qué?

      —Porque tú nunca te rendiste cuando yo estuve en mi peor momento. Estuviste allí, luchando contra todo y todos para traerme de vuelta, sin importar lo que significaba para ti—, explicó Stefan y, al principio, él podía jurar que había algo en sus ojos que le demostraba que ella sintió algo. Que lenta, pero seguro, ella estaba comenzando a tener sentimientos otra vez. Pero entonces, ella se deshizo de todo. Él bajó su cabeza por un par de segundos, un suspiro dejando sus labios antes de que volviera a mirarla, posando su mano sobre su mejilla. El silencio llenó el espacio vacío entre ellos antes que ella frunciera el ceño —. ¿Qué te mostró el veneno?

      Ella soltó un pequeño resoplido, mordiendo su labio inferior momentáneamente antes de responder —. La muerte de Jenna... el sacrificio para que Klaus se convirtiera en un híbrido—, respondió Azaelia, y Stefan asintió. Ella juntó sus labios y negó, intentando contener sus emociones porque sabía que si había un sentimiento que podía lastimar su armadura era la pena. Toda la muerte que había atormentado su vida rompería la fortaleza que había creado alrededor de su mente, y eso desataría todo lo que estaba sintiendo. Y no quería eso —. Ya pasará.

      Antes que Stefan pudiera decir algo, la puerta de su apartamento se abrió y cerró, y en cuestión de segundos, Elena y Jeremy se encontraron en su cuarto. Azaelia observó a sus hermanos, y entonces ellos se encontraban a los lados de su cama. Stefan se alejó, observando a los hermanos sentarse en la cama, intentando hacer a Azaelia sentir algo, cualquier cosa. Pero él sabía que si Azaelia estaba decidida a no sentir nada, requeriría mucho más que revivir las muertes de su familia para volver a encender todo.

      Porque, en todo caso, el resurgimiento de esos recuerdos mantendrían sus emociones apagadas.

Survival Instinct: stefan salvatore.Where stories live. Discover now